A María del Mar Martín le encanta callejear por Málaga y disfrutar de la ciudad que la vio nacer hace 42 años. Es fácil cruzársela por las calles del Centro, pero siempre haciendo un gran ejercicio de habilidad y paciencia ya que nació con espina bífida, una malformación de la columna vertebral, y su vida y está unida al uso de una silla de ruedas. A pesar de que la sociedad ha ido ganando conciencia es fácil, al recorrer la ciudad, ver numerosos obstáculos a pesar de que con los años se ha ido avanzando. “Parece ser que de un tiempo a esta parte las personas están más concienciadas pero años atrás se aparcaba donde no se tenía que aparcar incluso hay algunos edificios que no están adaptados”, dice esta vecina del barrio de Capuchinos que ha visto también como en su contexto más cercano se han ido realizando reformas favorables aunque se encuentre con algunas incongruencias como que la rampita que sale desde su portal desemboque en la calzada con lo que eso acarrea.
No somos animales, somos personas que queremos entrar y salir de donde queramos sin pedir favores todo el díaEsta ciudadana que no se cansa de localizar barreras tampoco ceja en su empeño de dejar claro que el gran problema son los establecimientos. Entrar en algunos museos, una carnicería, papelería o cualquier tienda que se pueda necesitar en el día puede convertirse en una odisea. “Mi procedimiento es acercarme al escalón, pedir lo que necesito y pagarlo en ese momento, así la persona que me atienda sólo da un viaje hasta la puerta para traerme la compra y la vuelta”. Otro de estos puntos calientes son las terrazas, que no sólo traen de cabeza a los vecinos del Centro si no que apenas dejan espacio para transitar con silla de ruedas. Capítulo apte merece la no posibilidad de entrar en algunas cafeterías cuando llega el frío y ya no se dispone de mesas en el exterior.
“En lo que a vía pública se refiere se ha hecho mucho, aunque todavía se podía hacer un poco más pero en cuanto a comercios queda mucho de lo que hablar. Yo obligaría a que se adaptaran porque nosotros no somos animales, somos personas que queremos entrar y salir de donde queramos,cuando queremos sin estar pidiendo favores todo el santo día, pero eso también es labor del Ayuntamiento, que si se pusiera firme y los establecimientos modernos y antiguos cumplieran la Ley de Accesibilidad no habría problema ninguno;los comercios tienen que ser accesibles a todo el mundo, no sólo a personas de a pie”.
Un aspecto fundamental de la realidad de Maria de Mar es su sentimiento cofrade. Hermana de Salesianos y Piedad, durante años ha podido salir de nazareno, hasta que lo dejó por cuestiones de salud, por eso en su condición de creyente y ‘capillita’ es habitual verla visitar en los distintos de templos de Málaga. En este sentido dice que “de momento” aprueba al Obispado de Málaga porque paulatinamente las iglesias han ido adaptando sus accesos construyendo rampas junto a sus escalones, como es el caso, por ejemplo, de la parroquia de San Juan, o bien colocándolas ‘de quita y pon’, como ocurre en la iglesia de los Santos Mártires. Esa buena nota condicional depende de otros aspectos a solucionar como es la entrada a la emita de Zamarrilla, ya que una escalinata interior une la calle con el pasillo central hasta las imágenes: tengo que verlos desde el escalón de fuera”.