El Gobierno de Gibraltgar considera claro que ciertos sectores del Partido Popular continúan manteniendo una obsesión insalubre con Gibraltar, un enfoque basado en generar odio a través de la desinformación. No parecen comprender que su política de conflicto y confrontación no beneficia a nadie y que debería ser confinada al vertedero de la historia donde pertenece.
La actitud del PP se ve reflejada en las declaraciones realizadas en el Parlamento español por su nuevo líder, Pablo Casado, y en la prensa por el Exministro de Exteriores García Margallo.
El PP todavía no ha aceptado el hecho de que España perdió Gibraltar en 1704 y lo cedió a perpetuidad por Tratado en 1713, hace más de trescientos años. En aquella época, los monarcas intercambiaban territorios y regiones sin respetar los deseos de sus habitantes. Los tiempos han cambiado. Hoy en día, es un principio establecido en el derecho internacional, según recoge la Carta de las Naciones Unidas, y en la jurisprudencia del Tribunal Internacional de Justicia, que el principio de la autodeterminación de los pueblos debe ser la principal consideración en el proceso de descolonización.
El problema es que las personas como Casado y Margallo mantienen una mentalidad del siglo XVIII en un mundo que ha seguido avanzando. Su enfoque hacia Gibraltar se asemeja más al del General Franco y su Ministro de Exteriores Castiella que lo que cabría esperar de una sociedad democrática moderna en el siglo XXI. Durante el mandato de Margallo en Madrid, se emitieron amenazas respecto el cierre de la frontera y la soberanía compartida como prerrequisito para que Gibraltar pudiese tener una relación con la Unión Europea.
El PP debe comprender que ni Gibraltar, ni tampoco el Reino Unido sin nuestro consentimiento, entrarán jamás en un proceso de negociación de soberanía con España. El pueblo de Gibraltar votó de forma abrumadora a favor de continuar siendo británico en un referendo celebrado en 1967. En otro referendo en 2002, el 98% votó en contra del principio de compartir la soberanía entre el Reino Unido y España. Los deseos del pueblo no podrían ser más claros.
Sin embargo, Gibraltar desea mantener relaciones normalizadas y amigables con España, como nuestro vecino y la parte más cercana de la Unión Europea una vez que hayamos salido de ella. Esto también beneficia a los intereses de la propia España. Existen sectores en el PP que también muestran una clamorosa desconsideración hacia las más de 14.000 personas que viven en España y trabajan en Gibraltar. Esto incluye a más de 8.000 ciudadanos españoles. Esto significa que Gibraltar tiene un impacto positivo sobre el sustento de decenas de miles de personas cuando tenemos en cuenta a sus familias. Los negocios de Gibraltar adquieren bienes por valor de más de 400 millones de euros anuales de negocios en el lado español de la frontera. Esto genera riqueza económica y empleo indirecto adicional. Además, los residentes de Gibraltar gastan cerca de 96 millones de euros anuales en ocio y otras actividades en España. De hecho, estudios independientes han demostrado que Gibraltar es el segundo motor de empleo en toda Andalucía, únicamente superado por el gobierno regional.
El Gobierno es consciente de que la estrategia del Partido Popular de generar malicia y promover los problemas no es compartida por otros sectores en España. Hemos colaborado con los alcaldes de los municipios españoles al otro lado de la frontera, con sindicatos y cámaras de comercio en España y con otros partidos del espectro político. También hemos mantenido una reunión positiva con el gobierno regional de Andalucía a principios de este año. El Partido Popular es la excepción a la hora de continuar promoviendo el conflicto en lugar de la cooperación. Al continuar su enfoque obsoleto basado en la confrontación corren el riesgo de socavar los lazos económicos estrechos y positivos que existen entre Gibraltar y la región vecina.
El Ministro Principal de Gibraltar, Fabián Picardo, manifestó: “El pueblo de Gibraltar no desea compartir ni transferir nuestra soberanía a España de manera total ni parcial. Al Partido Popular no parece importarle nuestros deseos. La política de hacerse con la soberanía del Peñón en contra de los deseos de su pueblo surgió del régimen racista del General Franco. Parece que esa política sigue viva en el seno del PP, incluso en este momento en el que está liderado por un hombre que nació en la democracia. El Señor Casado ha maridado el enfoque de Margallo con el de Castiella. Pues bien, tengo noticias para él y para el resto del Partido Popular o cualquier otro partido que piense que la soberanía se encuentra abierta a discusión o negociación: eso no va a ocurrir. Ya dijimos “no way, José” (nada de eso, José) al Señor Margallo en 2016 y es una pena que ni él ni sus colegas [del PP] hayan abierto los ojos. A estas alturas, deberían saber que ni sus amenazas ni sus alicientes nos harán cambiar nuestra posición.
Cualquiera que aborde la cuestión de la soberanía simplemente no desea entablar neogicaciones. Nuestra posición resulta meridianamente clara. La posición del Reino Unido también ha sido claramente expuesta: ni siquiera entrarán en un proceso de negociación de soberanía con el cual no nos sintamos satisfechos. En las circunstancias actuales, parece ser que Casado tiene la intención de hacer retroceder al Partido Popular. Por lo tanto, hemos agradecido la posición del PP y el Señor Dastis de hablar acerca de cuestiones no relacionadas con la soberanía en el contexto del Brexit. También agradecemos que el PSOE haya mantenido este enfoque y que el Presidente del Gobierno Sánchez haya deseado priorizar los intereses de la gente de la región y haya tendido la mano de la amistad al pueblo de Gibraltar. Ese sí es un enfoque moderno”.