La Gatera

¿Qué estamos haciendo mal?

Lo estamos haciendo mal. Muy mal. Rematadamente mal, para que veamos como normal el titular en prensa de la muerte de una mujer a manos de su pareja

Publicado: 25/10/2018 ·
21:33
· Actualizado: 25/10/2018 · 21:33
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Lo estamos haciendo mal. Muy mal. Rematadamente mal, para que veamos como normal el titular en prensa de la muerte de una mujer a manos de su pareja, y pasemos la página como si nada. Porque es así. Lo leemos con una mezcla de morbosidad y de seudo-indignación y seguimos leyendo, desayunando, respirando, viviendo al fin y al cabo. Porque una de las bases de la supervivencia del ser humano es la normalización de lo atroz para que la rueda siga girando. Hay generaciones que viven entre periodos de guerra, como la nuestra, o en fase de post guerra, como la de mis padres. Y otras que viven entre bombas y escombros, y siguen caminando. Normalizando lo atroz para que nuestra especie no desaparezca. Puede que desde un punto de vista biológico, e incluso antropológico, sea necesario. La muerte es necesaria para que se cumpla el ciclo de la vida. Pero desde un punto de vista ético, ¿lo es? ¿Es ética esta normalización en nuestra mirada de la violencia machista como algo implícito en nuestra sociedad?

Les hago esta reflexión como autocrítica personal. Hoy al leer en este mismo periódico la muerte de una mujer en el barrio de Los Pajaritos, lo primero que me vino a la cabeza era que se trataba de una noticia antigua. Recordaba que el año pasado una mujer había sido asesinada en el mismo barrio, y pensé que se trataba de la misma, pero no, estaba equivocada. Era otra mujer. Otra mujer… Y seguí leyendo. La cobardía es la madre de la crueldad, decía Montaigne. Y mi cobardía, la que me hace mirar para otro lado y seguir sobreviviendo y normalizando lo que nunca puede ser normal, es de una crueldad espantosa. La cobardía que me impide pensar en esos niños que han tenido que llamar a la Policía para pedir ayuda. La que me impide preguntarme ¿por qué una mujer establece una relación sentimental con un hombre que ya ha sido denunciado por otras cinco mujeres por violencia? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué mecanismos están obsoletos, oxidados…? ¿Qué hace que las víctimas sean mayoritariamente menores de 45 años? Mujeres que se suponen que han crecido en una sociedad moderna, globalizada, informada…

Tenemos cada vez más visibilidad, el foco sobre el problema, pero siguen muriendo. Las mujeres siguen muriendo… 

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