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El Puerto

Los portuenses no quieren aparcacoches

Los ciudadanos no quieren pagar “a lo loco”, y esperan una reordenación de los aparcacoches en distintos puntos de la ciudad y fechas concretas

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  • La explanada del hospital -

Los ciudadanos rechazan la “obligación” que supone pagar a un aparcacoches, sobre todo en sitios puntuales y concretos de la ciudad y que requiere del desembolso de un euro en la mayor parte de los casos, aunque algunos de estos aparcacoches piden solo la voluntad.


En general, los portuenses no están en contra de que “quien no tiene un trabajo se gane la vida, el pan para su casa, pero tendría que ser un servicio más concreto, organizado, y que no suponga tener que sacar un euro cada vez que vas a ciertos sitios, porque sale por un ojo de la cara”, explica un ciudadano que, por norma general, regenta la zona de la plaza de toros.
La idea es que todos los lugares de la ciudad que están regulados por aparcacoches tuvieran la posibilidad de abonar un euro o una cantidad fija concreta que después sirviera para aparcar en otros espacios de la ciudad, de manera que el desembolso fuera uno.


La Plaza Real, junto a la plaza del Polvorista, la explanada del hospital y las calles adyacentes al mismo, la estación de trenes, el Monasterio de la Victoria, muchas calles del centro, las bolsas de aparcamiento de Valdelagrana en pleno verano, las bolsas de La Muralla, los alrededores de otras playas como El Buzo o Las Redes, el aparcamiento el del mercadillo de los martes, el del cementerio, los transportistas y alrededores en casos puntuales como fiestas o Día de los Difuntos, son algunos puntos detallados por los ciudadanos y en los que hay que desembolsar dinero por aparcar.


“A veces, dar la voluntad no cuesta, si vas una vez o de forma esporádica. Pero cuando tienes que trabajar todos los días te sale por un pico. Y lo peor es que no te garantizan que te cuiden el coche”, dice María V., que relata que “teniendo mi coche pocos meses, en una bolsa regulada y oficial por así decirlo, me rayaron el lateral del coche, y me dijeron que no se hacen cargo de lo que ha ocurrido  y se quedan tan anchos. Y yo les respondí que la próxima vez no les pagaría, porque los sitios que hay libres los veo yo, y no me hace falta que nadie me indique”.


Hay quien admite que, concretamente en verano, “nos salía mejor la zona naranja. Porque los que éramos de la zona pagábamos una cuota, y teníamos nuestra plaza o por lo menos un sitio para residentes. Pero en verano te puedes tirar horas dando vueltas, sin encontrar un sitio, y encima tienes que pagar, una, dos o tres veces, o las que sean que vengas a casa, porque los gorrillas no entienden de si has estado o no antes en ese sitio”, lamenta un residente de Valdelagrana.


Y aunque al equipo de Gobierno actual les siga pareciendo que la eliminación de la zona naranja es un acierto, “para los que vivimos aquí no nos parece una locura. Porque así nos aseguramos un servicio que ahora no tenemos. Y llegar a casa es una odisea”, sobre todo en el tramo de meses comprendidos entre marzo o abril y septiembre, explica otra residente de Valdelagrana. Además, hay trabajadores que también tenían facilidad para poder aparcar.


Pero no son los únicos problemas relacionados con el aparcamiento de los que se quejan los ciudadanos. La reordenación del tráfico en distintos barrios provoca que haya esquinas o intersecciones de calles que suponen un peligro, y en las que incluso se han producido accidentes, porque no hay elementos que hagan visible el paso de un vehículo de un lado a otro. Además, la reducción de plazas en la confluencia de Doctor Marañón y avenida de la Libertad también es motivo de queja, a lo que se añade la eliminación de unas seis plazas por el cambio de ubicación de una parada de autobús. A ello hay que sumar otros tantos puntos de El Puerto en que el aparcamiento se ha colocado en batería, y marcha atrás, que supone una complicación para muchos conductores.


Ante este tipo de situaciones, los conductores piden “mayor cabeza a los técnicos, que parece que hacen las cosas al contrario de lo que nos parece lógico. Nos quitan aparcamiento en unos sitios, en otros dicen dárnoslo, las señales se colocan en sitios raros...”.

Esquinas mal reguladas y mala visibilidad

Hay barrios, como ocurre en Los Frailes, en los que hay esquinas mal reguladas, con coches que pueden aparcar en la misma intersección de dos calles, y que supone un peligro para los conductores que se pueden cruzar.


Aparcamiento en batería que cuesta aceptar

En distintos puntos de la ciudad, como El Tejar, la zona de San Luis, siguen sin gustar y cuesta aceptar los aparcamientos en batería que obligan a aparcar de espaldas, porque los conductores alegan que es más costoso y complicado.

Un tramo de Santa Clara, de doble sentido

El tramo inicial de la calle Santa Clara es de doble sentido, para dar salida a los residentes de la promoción de viviendas del mismo nombre, pero se trata de una decisión municipal que entraña peligro, de los que van en una y otra dirección.

Explanadas, una acertada medida

Barrios como El Juncal o Los Frailes cuentan con explanadas de aparcamiento que supone una ventaja para sus residentes, que tenían serios problemas para poder dejar sus coches. Se trata de espacios disuarios y que se deberían extender a otros barrios.

 

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