Noviembre termina sin que ni una sola máquina haga bueno las reiteradas promesas incumplidas en el derribo de la denostada barriada de José Antonio. Después de haberse ofrecido varias fechas para que la demolición fuera una realidad, nos encaminamos en el último mes de 2018 sin conocer las intenciones en su derribo. Justo hace un año cuando se afirmó por parte del ex concejal socialista Ángel Quintana que sería antes de que acabara 2017, en primavera se volvió a poner sobre la mesa una nueva fecha: agosto o septiembre.
En pleno verano y aún con asuntos burocráticos y sin empresa responsable del derribo, se antojó como otra salida más en la intención de ir ganando tiempo al tiempo. Hasta que el 27 de septiembre la Consejería de Fomento y Vivienda anunciaba que sería en la segunda quincena de noviembre la fecha que comenzaría la demolición.
En el último día del mes, se conoce que a la espera de “informes técnicos” que se realizarán in situ, es el último escollo motivado para que el derribo de uno de los piso con los que cuenta la barriada, sea finalmente derribado. Con un importe de licitación de la obra fijado en 39.994 euros y un plazo de ejecución de dos meses, con lo que la demolición quedaría concluida a finales de enero del año próximo para el caso de haberse comenzado ya con el derribo.
Su nuevo retraso y a tenor de los acontecimientos que se vayan dando, pudieran coincidir con las elecciones locales de mayo, fecha marcada para un abanico de inauguraciones como el Centro de Salud de la Zona Norte o la apertura de Pozos Dulces tras la ejecución del rodado en el parking subterráneo.
