Escrito en el metro

Buenas tardes verano

Mientras tanto el clima de nuestro planeta espera sofocante que empecemos a bajarle su endemoniada fiebre

Publicado: 24/06/2019 ·
18:05
· Actualizado: 24/06/2019 · 18:06
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Esta tarde a las seis (21 de junio) comenzará un nuevo verano. Hoy será el día más largo del año con más de quince horas de sol. Será un verano de incertidumbres, con un afelio entre un eclipse de sol y otro de luna en los primeros días de Julio. Para los antiguos oráculos este sería un presagio de un estío lleno de sobresaltos. Debe de haber algo de verdad, ya que las predicciones de los grandes organismos internacionales dedicados al estudio del clima difieren demasiado. Mientras que para unos será un verano más cálido que los anteriores, otros aventuran que será algo más fresquito pero sin exagerar. Mientras que los primeros no ven ni una sola gota de agua en el horizonte estival, los segundos ven que nos mojaremos en agosto con esporádicas lluvias torrenciales. En este mundo cambiante no hay consenso ni siquiera en una ciencia cada vez más avanzada como es la del Clima. Con tales dudas cabe pensar que si la meteorología es una ciencia, porque no reconocer el valor predictivo de la ciencia política de conclusiones tan erráticas. El panorama no difiere mucho en cuanto a las expectativas de ambas.

Aunque los días se acorten a partir de ahora aún nos deparan largas jornadas en Julio de estrés político y golpes de calor estresantes. La esperanza viene de la mano agosteña, para que el alma se serene durante la sesteada canícula y haga refelexionar sobre lo bueno del otro y lo malo propio. De así hacerlo, durante ese septiembre,que cada vez se prolonga más con un desubicado calor hasta noviembre, cabe esperar que iniciemos un período de calma, sin alaridos ni descompensadas tribulaciones. Lo que está claro es que este verano nos hará más sociables. Conversaciones de ascensor no nos faltarán sobre el tiempo meteorológico y el político, ya ni siquiera del deportivo.

Mientras tanto el clima de nuestro planeta espera sofocante que empecemos a bajarle su endemoniada fiebre. Pero las noticias no son buenas y el deshielo del Ártico se acelera. De aquellos derretidos hielos vienen estos lodos de incertidumbre en el futuro. Seguimos siendo unos inconscientes.

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