Este año ha triunfado en el cine “El Joker”, este personaje que sufría de un trastorno neurológico que le hacía reír en momentos inapropiados. Es una historia triste que desemboca en tragedia, porque cierran el programa de servicios sociales que le facilita el medicamento que impide que ría cuando quiere llorar.
Lo mismo ocurre con el programa contra violencia de género de la Junta de Andalucía, muestra sonriente a la víctima de malos tratos. Hay una sonrisa donde debería reflejarse el dolor sufrido. Claro que el programa que promueve evita hablar de violencia de género. También las mujeres andaluzas, como “el joker”, han perdido la subvención que luchaba por hacer visible la violencia machista. Ahora se gastan 1,2 millones de euros en responsabilizar a la mujer de la violencia que sufre. Resulta tan esperpéntico como la película. De hecho, la foto utilizada es la misma que la de un anuncio de clínica dental de Estados Unidos, donde el elemento a destacar es la luminosa sonrisa.
Y la cosa sigue, 241 proyectos dedicados a combatir la desigualdad, luchar contra la prostitución y la exclusión social de las mujeres quedan fuera de los presupuestos andaluces. Córdoba se quedará sin programas de promoción de la igualdad de género y Almería y Huelva sin proyectos contra la erradicación de la violencia machista.
La Junta obliga a reír a las víctimas y deja a las asociaciones sin subvenciones el 27 de diciembre para que pase desapercibido el ataque al tejido asociativo feminista. Nos desplazamos en el tiempo, ya sólo nos falta oír por la radio el consultorio de Elena Francis y resucitar a Pilar Primo de Rivera y la Sección Femenina. Y lo lleva a cabo, una consejera de Ciudadanos, Rocío Ruiz, que dice que lo hace para cumplir con la legalidad. No hace falta que lo haga directamente Vox, que cantaría más, pero así se paga su apoyo a Juanma Moreno. PP y Ciudadanos entregan a las mujeres más indefensas, como víctimas propiciatorias a cambio de sacar adelante sus proyectos y poder gobernar tranquilamente Andalucía. Pensarán que es un coste menor, sacrificar a las mujeres vulnerables. Luego acudirán a los entierros y guardarán los minutos de silencio por las víctimas de “la violencia intrafamiliar”.