Cádiz

La UCA pone en marcha un pionero vivero de empresas en las salinas La Esperanza

La Esperanza ofrece también a través de su catálogo de servicios una serie de visitas a las salinas que gira en torno al ecoturismo y turismo ornitológico

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La Universidad de Cádiz, a través de sus Servicios Centrales de Investigación en Salinas - Salinas La Esperanza, integrados dentro de la estructura del Vicerrectorado de Política Científica y Tecnológica, ha puesto en marcha un pionero vivero de empresas con el objetivo de fomentar el emprendimiento y la revitalización de este entorno natural.

De esta forma, esta incubadora alojará – de momento – a siete iniciativas que han sido presentadas en el primer acto oficial celebrado en El Olivillo - Centro de Transferencia de la UCA. A lo largo de este encuentro, se ha podido conocer una a una a las entidades que tendrán presencia en las salinas La Esperanza a través de la explotación de unas tres de las 39 hectáreas en total de las que dispone este espacio.

Así, la vicerrectora de Política Científica y Tecnológica, María Jesús Mosquera, que ha estado acompañada por el director general de Recursos Científicos, Félix Ruiz, y el director de los Servicios Centrales de Investigación en Salinas - Salinas La Esperanza, Alejandro Pérez Hurtado, ha dado la bienvenida a estas entidades entre las que se encuentran las empresas Mar Natural, Marisma 21, Esteros Natural, Productos la Salá y Martinete; a Demetrio Berenguer, empresario, salicultor y acuicultor;  y a la ONG Salarte.

Todos ellos trabajarán en los espacios en los que la Universidad de Cádiz les haya dado la correspondiente autorización temporal de uso, adaptada a la nueva normativa recientemente aprobada en torno a este servicio central. A través de ella, podrán desarrollar diversas labores relacionadas con la biodiversidad o restauración ambiental y procesos en las salinas, especialmente vinculadas a servicios de producción, experimentación e innovación con productos asociados a la sal artesanal y flor de la sal, la acuicultura extensiva, la producción de microalgas y la producción de otros productos como la salicornia u otros cultivos experimentales.

La Esperanza ofrece también a través de su catálogo de servicios una serie de visitas a las salinas que gira en torno al ecoturismo y turismo ornitológico, las actividades académicas, voluntariados y participación social, divulgación científica y educación ambiental.

Con la creación de estos espacios reservados a emprendedores o entidades sociales que deseen ampliar sus líneas de actuación en torno a las salinas y su biodiversidad, la Universidad de Cádiz pretende colaborar con la reactivación de un sector que ha gozado de gran tradición en la provincia de Cádiz y para ello, también trabajará en la formación y la transferencia del conocimiento adquirida a lo largo de estos años.

En materia de formación, se debe destacar que se pondrá en marcha la Salina Escuela Joaquín Berenguer, el primer espacio formativo de Europa en salicultura en el que se pretende “ofrecer una serie de  cursos en los que, además de mostrar todo lo relacionado con el trabajo artesanal de esta profesión, se den nociones útiles relacionadas con la Economía, el Marketing o el Ecoturismo, entre otras materias”, tal y como explicó el director de estos servicios centrales. 

Con la puesta en marcha de este vivero de empresas, la Universidad de Cádiz refuerza su apuesta por la salina La Esperanza, ubicada en el término municipal de Puerto Real, un espacio singular que, además de acoger diversas actividades de divulgación científica y de voluntariado, se ha transformado en un laboratorio natural en el que actualmente se están desarrollando diversos proyectos de investigación. La Universidad de Cádiz cuenta con la concesión de esta salina desde 2012, con el objeto de transformarla en un referente demostrativo en materia de innovación dentro del sector.

De hecho, en la actualidad se están ejecutando proyectos de investigación centrados en entender los mecanismos para el mantenimiento y restauración de la biodiversidad de la zona, probar la idoneidad de los esteros como recurso para el crecimiento de macroalgas o compatibilizar el desarrollo de la acuicultura con el mantenimiento de la diversidad de especies vegetales y animales que conviven en este espacio, entre otros.

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