Quien a buen árbol se arrima...

La pandemia del plástico

La pandemia del covid-19 ofrece una gran cantidad de retos para numerosas áreas de conocimiento de la Humanidad. Aparte de los obvios estudios de medicina...

Publicado: 13/10/2020 ·
22:10
· Actualizado: 13/10/2020 · 22:10
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  • Una bolsa de plástico en la orilla de la playa. -
Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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La pandemia del covid-19 ofrece una gran cantidad de retos para numerosas áreas de conocimiento de la Humanidad. Aparte de los obvios estudios de medicina, epidemiología y todas aquellas ramas de la sanidad directamente implicadas en la resolución del bicho y sus patologías, va a haber oportunidades para casi todos: sociólogos, psicólogos, pedagogos, juristas, gestores de todos los colores, ingenieros, informáticos, logísticos y un amplio etcétera.

En el ámbito de las ciencias ambientales, esta pandemia acarrea una importante secuela de súbitos contaminantes: todos los elementos fungibles asociados al manejo de la enfermedad. Millones y millones de unidades de una variadísima gama de objetos fungibles, la gran mayoría de plástico o de algún tejido sintético: mil tipos distintos de artilugios asociados a los test de diagnóstico, los diferentes componentes de los equipos de protección y otros elementos empleados dentro de centros sanitarios y laboratorios. Todos ellos, en teoría, deben seguir los procedimientos de los gestores de residuos autorizados, homologados y contratados a este fin.

Pero a esto se añade el ámbito privado: cientos de millones de guantes y mascarillas desechables, gestionados por la buena voluntad o por la desidia ciudadana, dependiendo de cada cual. Este material puede estar impregnado de covid-19 y es, además de contaminante para el medio ambiente, potencialmente virulento, por lo que debería de haber sido objeto de una atención específica por parte de las administraciones sanitarias y ambientales.

Efectivamente se han dado indicaciones sobre cómo deshacerse de estos residuos, pero me temo que no han sido suficientes. Para eliminar una mascarilla o unos guantes de plástico, deberían de meterse en una doble bolsa de plástico y no tirar con el resto de envases (en el contenedor amarillo) sino en otro diferente, que sólo se encuentra en algunas ciudades, denominado “fracción resto”, que no es el orgánico. Este procedimiento es especialmente relevante cuando los guantes y mascarillas provienen de un entorno infestado del coronavirus.

Sin embargo, vemos mascarillas abandonadas en ambientes urbanos o naturales, y en muchos casos de buena voluntad pero con desconocimiento, se arrojan mezclados con el resto de basuras domésticas. Desde aquí se urge a que administraciones y ciudadanía incrementemos nuestra atención para evitar que la pandemia del plástico, que ya era muy grave antes del covid-19, se vea agravada aún más con toda esta cantidad ingente de residuos nuevos.

Desde la asociación de voluntariado GEA estamos dispuestos a colaborar con una campaña informativa al respecto, pero deben unirse más iniciativas y las administraciones competentes deben ponerse las pilas, en esto también.

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