El jardín de Bomarzo

El PSOE-A acentúa disputa

Ábalos bajó a Andalucía para sentarse con Susana Díaz y preguntarle sobre sus intenciones de cara al futuro y lo hizo bajo el ordenamiento de Sánchez

Publicado: 19/02/2021 ·
11:47
· Actualizado: 20/02/2021 · 13:03
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Según la RAE existen diversidad de explicaciones sobre el concepto acento: agudo, circunflejo, de intensidad, gráfico, grave, léxico, máximo, métrico, musical, ortográfico, primario, prosódico, rítmico, secundario, sintáctico, tónico... para un elemento, dice, "en virtud del cual se pone de relieve una sílaba de una palabra o una secuencia fónica pronunciándola con una mayor intensidad o un tono más alto que las demás". Nos ocupa ese acento que nos permite identificar el origen geográfico y social del hablante y salta la duda de si existe el español neutro, todo ello en un momento en el que se cruzan los preparativos para la celebración del 28F, el polémico video conmemorativo para tal festividad y con motivo del cual el uso de la cinta métrica idiota sobre quién es más andaluz si el que lo habla desde el terruño o el que sesea y, paralelamente, el revolcón nacional provocado por las elecciones en Cataluña. Entre tanto, el PSOE a la gresca acentuando lo suyo.

Una vez establecidos los amagos, empiezan las hostilidades. El ministro Ábalos bajó a Andalucía para sentarse con Susana Díaz y preguntarle sobre sus intenciones de cara al futuro y lo hizo bajo el ordenamiento de Pedro Sánchez, que le ha encargado a él y a Santos Cerdán la renovación en Andalucía y en ello están, reuniéndose con unos y con otros -de hecho hay cola de alcaldes citados a la capital para ronda consultiva-. Díaz le repitió su mantra de que su deseo es seguir -"Pedro lo sabe"-, presentarse a primarias y ser candidata en los próximos comicios y que para alcanzar el número cuenta, asegura, con el apoyo del sector crítico de Ciudadanos, ese que conforman Fran Hervías y la onubense Rocío Ruiz porque con Juan Marín no se habla ni por whatsapp desde que, asegura el sector de Marín, incumpliera el acuerdo adelantando elecciones pese a que el compromiso con Jiménez Barrios era otro. A Díaz no le venía bien entender lo que Ávalos le venía a decir y el ministro se reunió, a solas, al día siguiente un buen rato con Juan Espadas y lo hizo sin que en la agenda estuviera marcado ningún asunto de gobierno trascendente como para que ambos se pasaran tanto rato charlando apaciblemente.

Todo quedó a la espera de que se celebrasen las elecciones catalanas. En julio pasado las encuestas empezaron a marcar el auge del ministro Illa sobre Iceta y la posibilidad de que con éste el PSC arrimara votos de Ciudadanos, del independentismo agotado e incluso del PP moderado y los diferentes sondeos apuntaban incluso a una victoria de los socialistas e Iván Redondo trasladó al presidente la conveniencia del cambio. De Pedro Sánchez se dice estos días que más que tener una flor allá donde la espalda pierde su honesto nombre tiene una maceta entera de geranios florecidos porque cambiar de candidato en plena pandemia poniendo al ministro de Sanidad y ganar nada menos que en Cataluña es, de largo, un éxito sin precedentes que afianza el enorme poder que ya tenía y si antes casi nadie le tosía a dos metros, ahora menos. Por tanto, traspasado el puente catalán con abrumador éxito, llega el momento de fijarse en Andalucía.

Como parece que Susana Díaz no ha querido escuchar las intenciones de Ferraz y Madrid ya le dio un aviso serio con Huelva a la hora de decantarse por el traslado del poder al sector sanchista allí tras la dimisión de Ignacio Caraballo dándole la Diputación a María Eugenia Limón y no a Ezequiel Ruiz -la apuesta de Díaz- y la presidencia de la gestora a Faneca, ahora -relatan- llegará la segunda andanada, más seria, con el cese de la actual delegada del Gobierno en Andalucía y reconocida susanista, Sandra García, absolutamente desaparecida durante toda la pandemia porque aceptó un cargo para el que no estaba preparada y porque todo el cuerpo de asesores que tiene se los ha colocado la ex presidente Díaz y se dedican, dicen, más que a hacer política a contar votos de delegados de cara al congreso donde a finales de año se dirimirá el poder socialista andaluz y Ferraz, parece, está decidido a cortar con eso. La cesará colocando a un sanchista y, con ella, a todo su cuerpo de asesores, lanzando así un aviso frontal de que se acabaron los amagos; de hecho ya han hecho más de una llamada preguntando disponibilidades, también es cierto que esto es habitual en el partido porque si el que llama acierta se apunta el tanto. En todo caso, la idea sería poner a un delegado o delegada del Gobierno de marcado carácter político porque tras la experiencia pésima de Lucrecio Fernández y la propia Sandra García -nada que ver con los que tuvo el PP en Antonio Sanz y Carmen Crespo- se persigue hacer política frentista frente a la Junta.

El entorno de Susana Díaz está agotado, desde un Pepe Fiscal que no sabe como quitarse de en medio hasta un Juan Cornejo que no oculta el grado de quemazón que le provoca una situación irreversible, más cuando día a día se hacen públicos posicionamientos en favor de la renovación. Hasta el presidente de Diputación de Sevilla, Fernando Villalobos, imputado por prevaricación por ayudas presuntamente irregularidades y el bastión institucional más importante del susanismo, estaría haciendo inventario de enseres porque sabe que en ningún caso va a repetir, le persigue el juzgado y el acuerdo para su continuidad fue por dos años y estos se han cumplido, solo que Susana Díaz no se puede permitir el lujo de perder la delegación del Gobierno y la Diputación de Sevilla porque ya no le quedaría nada, con Jaén, Huelva, Granada y Cádiz alineados con Ferraz. ¿Cádiz? También Ábalos tuvo un almuerzo en su despacho con Irene García y el alcalde de Chiclana, José María Román -que quiso sobre la marcha rasurar alguna cabellera gaditana-, para tratar asuntos de Cádiz, Andalucía y el mundo y antes se vieron con Santos Cerdán en el Congreso y, al final, hasta se arrimó Gómez de Celis por aquello de estar en el tomate.

Analizando Cataluña y teniendo en cuenta que Lastra ya le comunicó a Felipe Sicilia que se apartara y a la vista está porque ha desaparecido por completo y que Cerdán le trasladó a Paco Reyes que él tampoco tendría el respaldo de Madrid para optar a la secretaría general, con la ex alcaldesa de La Carolina Ángeles Férriz más en posición de sumar que de liderar, las opciones reales en la línea sucesoria pasan por entre la ministra Montero -también se habla, aunque menos, de Carmen Calvo- y, cada día más, del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que tiene el hándicap de que aunque es sevillano como otros líderes socialistas anteriores ninguno antes había sido alcalde de Sevilla y eso, guste o no, resta más que suma en la Granada, Málaga o Cádiz del interior, donde el sevillaneo extremo gusta lo justo. Pero si Pedro Sánchez le pone el dedo, lo demás será cuestión de echarle dedicación y templanza y a Espadas el verbo le sobra. En ese mismo plano menos inconvenientes tendría la ministra Montero porque su mensaje ministerial llega limpio a todos los rincones andaluces e igual que Illa no necesitaría de campaña de imagen porque es sobradamente conocida y tiene un marcado acento andaluz, no como el de esos videos que desde el 2012 sugieren al español neutro como característica fónica andaluza. Sí, desde el 2012 con el PSOE gobernando y es justo lo malo que tiene este PSOE: todo lo mal hecho que hace este gobierno de PP y Cs antes lo hizo igual de mal el del PSOE.

Andalucía no está solo en el acento miarma de Sevilla, la mala follá de Granada o los dejillos almerienses o de Jaén, Andalucía es mucho más que todo eso y lo relatan los excelentes audiovisuales montados por enormes profesionales de Canal Sur cuando con la voz del poeta andaluz Antonio García Barbeito muestran lo que es Andalucía, ocho provincias únicas que con sus particularidades, su cultura, sus olores y sabores hacen de esta tierra un lugar indispensable por el que merece la pena madrugar a diario y luchar a machete para defenderla. ¿Qué haríamos los andaluces sin esta tierra nuestra? Como poco, morirnos de la pena.

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