Tiene que resultar francamente descorazonador para una de las personas más activas del deporte local, provincial y autonómico como es Miguel Padial, que ejerce de monitor, instructor, entrenador, árbitro y directivo de judo, el tener que parar su frenética actividad de cada día y suspender la apretada agenda de clases, reuniones y campeonatos de toda índole (con sus correspondientes desplazamientos) que llevaba a cabo desde hacía casi 40 años a causa de una fuerza mayor tan implacable como es la pandemia que nos asola. Solo él sabe lo que puede afectar una epidemia tan destructiva a la rutina diaria y a una forma de vivir tan especial.
Menuda pesadilla estáis sufriendo...
–Hemos decidido esperar un poco más para retomar las clases y los entrenamientos como medida de seguridad y tranquilidad de padres y de alumnos. A ver si acaba esto y comenzamos.
¿Cómo lo llevan padres y alumnos?
–Mal, aunque siempre se produzcan anécdotas simpáticas como pasa con los alumnos más pequeños en el grupo de whatsapp. Se me saltan hasta las lágrimas de las cosas que me dicen los pobres por sus ganas de empezar, tanto los padres como los niños. También los ‘cadetitos’, que tenían un nivel muy bueno y que ahora lo han perdido. Era una cantera muy interesante porque son chavales que están en la edad de pasar del judo infantil a uno más serio y comenzar las competiciones. No solo han perdido en este parón el año y pico que llevan sin entrenar sino el doble de tiempo, por no haber llegado al nivel en el que deberían estar ahora. No es un año y medio de pérdida sino tres.
¿Y en el plano económico?
–Piensa que el local donde se ubica el Judo Club Arcos no es mío sino alquilado y lo estamos pagando poco a poco con algunos meses de atraso. También hay que añadir los recibos de luz y agua, por mínimos que sean. Un fastidio.
¿Y a nivel federativo cómo os ha afectado?
–Todo está parado, aunque se puedan hacer competiciones, como ocurre con la federación nacional, pero es en un nivel de élite porque hay un equipo internacional que se está jugando su participación en los JJ. OO. de Tokio, si es que se llega a celebrar. Económicamente es una ruina para la federación porque se nutre de las licencias, las altas de los clubes, etc., y si estos están cerrados, no se producen nuevas altas y no hay licencias. Además, ahora estamos inmersos en pleno proceso electoral, que va con retraso de un año, y estamos a la mitad. Queda el voto de Almería para formar la asamblea, que elegirá al presidente el mes que viene, aunque el candidato con más probabilidades de ser elegido es Carlos Calvo Clavero, el actual presidente.
¿Hay prevista alguna ayuda a los que explotáis los gimnasios?
–Nada de nada. Es lógico que la hostelería es la más perjudicada por ser más numerosa en cuanto a locales existentes, pero esto ha cerrado otras muchas cosas, como los gimnasios, que no tienen tanta capacidad de convocatoria ni somos tantos como para manifestarnos públicamente. ¿Qué hago yo, me voy a la Plaza del Cabildo para reclamar ayudas?
¿Habéis tenido contactos entre los que gestionáis gimnasios en Arcos y Cádiz?
–Hemos hablado, pero ¿dónde vamos? Y la Federación Andaluza lo tiene peor todavía porque el año pasado aún no había cobrado la subvención de la Junta de Andalucía correspondiente al año 2018, y ahí hay tres empleados. La federación ha resistido porque estaba muy saneada y con las cuotas al día prácticamente, pero si esto se alarga mucho más no sé cómo aguantará. Tendrá que ponerse a disposición de la Junta y a ver cómo salimos de esta situación, pero el deporte seguirá adelante y esto no se morirá nunca porque no nos da la gana a los que estamos metido en esto, pero si esto fuera un negocio (que no lo es porque es afición), tendríamos que haber cerrado ya. A ver si esto baja un poquito y empezamos con las nuevas normas. En el club no tendríamos problemas porque todos están federados, y para eso hay otro tipo de protocolo, pero también hay unas limitaciones, por ejemplo: en el club solo pueden haber 16 alumnos porque cada uno de ellos necesita un tatami de cuatro metros cuadrados y entrenar por grupos (siempre los mismos), haciendo subgrupos de cuatro porque tienen que trabajar dos necesariamente. Cuando se empiece, cosa que estoy deseando, se cumplirán las normas a rajatabla y estrictamente.
¿Y el campeonato internacional de judo?
–Ha sido el primer año en 42 ediciones que llevamos que ha tenido que suspenderse. En el 2019 estaba previsto que acudiesen, aparte del equipo ruso, Israel y Brasil, pero a ver si se puede organizar este año. Dependerá de la vacuna y, en ese aspecto, me ha dado mucha alegría ver la vacunación masiva que se ha efectuado en las inmediaciones de las instalaciones deportivas municipales de las personas mayores de 80 años. A ver si pasa como con el sarampión: nos vacunan y a trabajar. Lo que de verdad me da coraje es que llevaba trabajando siete u ocho años para sacar un equipo de competición fuerte y pensaba que este año nos íbamos a traer un buen número de medallas. Ahora hay que empezar de nuevo otra vez, pero ese es el slogan de nuestro deporte: que te tiren muchas veces y levantarte muchas más.
Es una situación que está arrasando...
–Nadie tiene la culpa de esto y los políticos deberían sentarse a trabajar para tratar de encontrar soluciones y arrimar el hombro ellos también, no compadecer solamente al que está sufriendo las consecuencias negativas de la pandemia, porque con la lástima no se come. Hay que ayudar a la gente que padece.