La Asociación Victoriana de Capuchinos y la Fuente ha solicitado formalmente la reapertura al público del Museo Yabal Faruk situado en el número 22 de la calle Agua, en la avenida de la Victoria.
Se trata de una de las dos únicas mezquitas funerarias conocidas hasta el momento de la España islámica y parte de un mausoleo, oratorios funerarios que pertenecen a la necrópolis islámica de Yabal Faruh, la más grande descubierta de Al-Andalus.
En un escrito remitido a la delegada de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía en Málaga, Carmen Casero, el presidente del colectivo vecinal, José Ocón, ha solicitado la reapertura de este espacio tras permanecer quince años cerrado, según informa la Asociación Victoriana.
“Creemos necesario fomentar el patrimonio y la cultura de nuestra ciudad, teniendo nuestro barrio pocas instalaciones museísticas disponibles, siendo esta joya de la historia algo que puede generar un movimiento cultural muy favorable para nuestros vecinos y comerciantes", indica en la nota.
En este sentido, la Asociación Victoriana ha recordado que conocidos vecinos como Francisco Javier Jurado, Antonio Márquez, Francisco Segovia Miguel Ángel Perez y Germán Gil ya habían solicitado previamente la reapertura de este espacio.
De acuerdo con los estudios históricos de este espacio, existió en Málaga durante la época del Califato Omeya (siglos VIII-XI) una la primera necrópolis islámica situada junto al mar que acabó por perder su uso una vez el puerto de Málaga recuperó su importancia comercial. Fue entonces cuando el espacio funerario se trasladó desde la falda norte de Gibralfaro hasta las inmediaciones de El Ejido, ocupando una gran extensión.
Su descubrimiento se produjo en la década de los ochenta y las excavaciones arqueológicas permitieron ampliar los límites de este cementerio que tuvo cuyo uso se calcula entre los siglos XI al XV y que está considerado como el más grande tanto por espacio como por densidad de enterramientos de Al-Andalus. Su importancia y el buen estado de conservación del descubrimiento hizo que se construyera un centro de interpretación de unos 500 metros cuadrados, 200 de los cuales corresponden a un circuito de visita.
El centro permanece cerrado al público en el sótano de un bloque de viviendas.