Porque no se va a quedar atrás en estos días y menos aún habiendo dedicado la anterior a las curvas, con las que mantiene una relación íntima e inevitable.
Estos renglones se han ocupado de ella de forma circunstancial, siempre con respeto y admiración por su vínculo con el arte y su evolución hasta convertirse en un espectáculo visual. Podrá gustar o no, pero lo innegable es su afán innovador por transgresión, aunque el elemento principal sea el tejido tradicional complementado con algunas piezas cogidas de la playa o un lápiz de ojos. Estos renglones se ocuparán de estos últimos.
El verano es sinónimo de vacaciones unido al tiempo libre, con el reconocimiento silencioso de un trabajo mayor incluso que el del resto del año, si bien con un concepto distinto. El calor y el bronceado de la piel no palían el molimiento de una jornada playera, sin embargo conforta lucir ese tono broncíneo durante la velada, o bien de paseo o con amigos, vestido con kaftanes y adornado con bisutería artesanal donde priman las caracolas, las conchas y los abalorios de madera engarzados en hilo de algodón. El verano pasado empezaron a verse con cautela, tal vez porque se salió de casa de igual manera y el ánimo no era proclive a mostrarlas. Este año, sin embargo, apenas si se encuentran estos complementos colgando de un expositor. También deben escasear en las tiendas online, porque es inevitable el paseo de la mano del ratón.
Con la iniciativa frustrada se inicia un barzoneo virtual interrumpido y alterado por esos otros enlaces que distraen el fastidio sobrevenido con sus apariciones no tan inoportunas como se pueda pensar, pues recuerdan que hace veintitantos años, estas conchas y caracolas chispeaban por los primeros mercadillos nocturnos junto a la playa, abriendo de nuevo este ciclo en la moda con la única diferencia del DIY, es decir, complementos hechos por uno mismo. Y este barzoneo casual nos aporta otra prueba: un tutorial denominado delineado flotante. Dicho así parece de un astillero, será por proximidad. Sin embargo, tiene relación con el maquillaje de los ojos, consistente en unir la línea del párpado móvil con otra en la mitad del párpado fijo. Es muy llamativa y por lo visto está arrasando. Lo publicitan como novedoso y se ignora que era casi una obligación para las artistas del final de los años sesenta, siendo Massiel una de sus más fieles seguidoras.
Pues ya lo sabemos, conchas y caracolas anudadas al cuello y una línea más en los ojos para aumentar el tamaño. Cíclica o no la moda sorprende siempre.
Sigamos cumpliendo las normas.
