Sí, me obsesiona leer la prensa diaria y acotar todo aquello que me permita elaborar un espacio semanal en Viva Huelva. A bordo de mi scooter he recorrido casi todos los barrios y barriadas de Hueva y eso me permite ver una realidad que no quieren ver quienes no saben lo que es o no quieren probar una silla de ruedas. ¡Lástima que tanto ministro, director general, presidente de autonomía y representantes en las distintas cámaras y por supuesto en ayuntamientos y colegios de arquitectos no vean más allá de sus narices y no piensen que ellos, algún día, también pueden necesitar uno de estos aparatos para tener libertad, algo con tantas variantes… La realidad cotidiana es todavía más cruda cuando la más mínima barrera arquitectónica impide acceder, sobre todo, a un edificio público… empezando por el Ayuntamiento.
Las cosas así, me encuentro que “el Ayuntamiento de Huelva ha comenzado a trabajar en un Plan de Accesibilidad que pretende abarcar no solo el aspecto de la movilidad y el acceso a toda la ciudad (¿) desde un punto de vista físico, sino que incluya también dentro de ese concepto el uso de todos los servicios que ofrece la institución municipal y que muchos ciudadanos, por distintas dificultades, no pueden hacer uso de ellos en estos momentos”. Sí, ahí quería llegar yo y creo que estoy en esa sintonía con doña Pilar Miranda Plata que, supongo, de entrada habrá valorado, por ejemplo, que para acceder a su despacho solo se puede hacer en silla de ruedas manual (¿) y u otra más pequeña -ahí está el detalle- y que cuando el ciudadano aparece con una scooter de tipo medio la decepción es total porque el ciudadano en cuestión, al decir profano, se encuentra con la interrogante de: ¿por qué se ha comprado usted un aparato tan grande?
La reflexión está cantada y ahí la ilusión de que doña Pilar ha dado en la diana y su ambicioso plan de accesibilidad universal abarcará todas las áreas de la ciudad. Las dudas -no lo dudo- van a estar a la orden del día porque, por ejemplo, ¿cómo reinventar un acceso al Palacio de Justicia en su puerta principal con una plataforma en curva que esgrime el lamentable stop a quien, por ejemplo como yo, utiliza una scooter de tipo medio con la que ha conseguido un elevado porcentaje de movilidad y se permite el lujo de hacer turismo por esas barriadas tanto o más necesitadas en estos aspectos de accesibilidad? Como por ejemplo la Barriada de la Hispanidad, que inició una ejemplar tarea de instalación de ascensores en los bloques y que me gustaría saber si el proceso ha terminado y si el anuncio reciente de una respetable inversión para instalación de ascensores afecta a otros núcleos de población afectados por esta lamentable carencia en nuestros días…
Yo creo que ese Plan de Accesibilidad Universal debe tener acceso a la generalidad de la población y, sobre todo, que en su quehacer debe contar con expertos y colectivos, e incluso personas afectadas que, dicho sea de paso, jamás deben ser excluidas porque esas personas son las que precisamente son víctimas de errores arquitectónicos. Bueno, y no digamos de esos misteriosos resortes de las distintas administraciones, por ejemplo, el Ayuntamiento, cuando como sucedió no hace mucho en mi caso: dos años y medio para autorizar la instalación de una rampa de acceso al portal y al ascensor. Incomprensibles aberraciones.
Y mucho ojo con los pasos de peatones, que los hagan como en las proximidades del Mercado del Carmen. ¡Ah! y mucho ojo con los accesos sobre las aceras a los garajes, con tanto desnivel a veces y riesgo para scooters y otros medios de transporte similares. Que es una monstruosidad ejecutar el desnivel sobre todo el acerado, como cuando compruebo que solo con rebajar el bordillo es suficiente. ¿No lo ven así los técnicos municipales, que tampoco ven tramos de acerado en los que las farolas están en medio de la acera? Deberían propiciar manuales o guías a establecimientos especializados para impedir que por falta de información más de un afectado pague un IVA desmesurado -alrededor del 20%- al adquirir una scooter, y que cuando cayó en que deberían devolver el impuesto o aplicarle el mínimo, le ‘informaron’ de que se debería haber informado sobre el trámite a seguir antes de adquirir el vehículo-aparato o ‘medicamento’ en cuestión. Sí, cosas que lamentablemente suceden y que aprovechando el reto de doña Pilar deberían servir para que, por ejemplo, un ministro en silla de ruedas felicitase ya a nuestra avispada alcaldesa… Sí, en el Patio Mudéjar.
