La actual
Ley de Cambio Climático en España, a pesar del triunfalismo de los miembros del Gobierno,
es un auténtico fraude para Andalucía.
Pero, además, como a la Junta de Andalucía parece importarle un comino
la situación de emergencia climática andaluza, pues… no ha dicho ni media palabra al respecto.
¿Por qué la Ley de Cambio Climático y Transición Energética es un fraude para Andalucía?
Hablo de “fraude” porque es
una ley clarísimamente insuficiente ante el reto actual del
calentamiento global y sus repercusiones en la vida diaria de las andaluzas y andaluces.
Y me refiero a consecuencias ya hoy, no en el futuro.
Esta ley deja a Andalucía abandonada a su suerte ante el mayor problema que ha tenido que afrontar la humanidad: su propia extinción
por no resolver la crisis climática.
Y es así porque nuestra tierratiene
más riesgo de desertificaciónqueel resto del territorio de nuestro país.
Igualmente,
Andalucía es la comunidad autónoma con más km de costa y por tanto con más riesgos para la población que tendrá que salir de la misma, y migrar, con la subida del nivel del mar y sus consecuencias, no solo en la primera línea costera, sino por la salinización de los acuíferos y el abandono de tierras cultivables.
A todo lo anterior hay que añadir que la economía andaluza está muy centrada en el sector turístico.
Un sector de alto riesgo ante situaciones de crisis como la vivida a nivel sanitario estos últimos años.
No hay dudas de que el cambio climático es un arma de destrucción masiva contra el turismo en Andalucía.
Y no es solo que no vengan turistas, sino que las andaluzas y andaluces nos vamos a ir viendo obligados a abandonar nuestros hogares.
Entonces…
¿Sirve para algo la Ley de Cambio Climático y Transición Energética?
La primera premisa es que, aquí, hago una crítica a esta ley por insuficiente, no por innecesaria.
Claro que es mejor que tengamos esta ley a que no tengamos nada para defender Andalucía de las consecuencias de la subida de la temperatura media global por encima de 1,5 grados; pero al nacer en 2021 se queda corta, porque ya no es el momento de crear comisiones de estudio o de seguimiento, sino que es el momento de acciones contundentes e inmediatas.
A modo de ejemplo, el propio proyecto “fija por ley sus objetivos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a 2030 en un 20% respecto a los niveles de 1990”.
No podemos esperar a 2030 para conseguir esos valores, mientras seguimos extrayendo más hidrocarburos del subsuelo.
Y se marcan estos dos objetivos, entre otros para ¡¡¡2050!!!
“Determina, por primera vez, que España deberá alcanzar la neutralidad climática no más tarde de 2050”.
“Antes de mitad de siglo, el sistema eléctrico de España tiene que ser 100% renovable”.
No digo que estos objetivos sean negativos, sino que hay que acelerarlos y fijarlos para 2030 para darle esperanzas a Andalucía.
Más vale tener esta ley que ninguna, pero es una ley que desde el punto de vista de las evidencias científicas deja nuestra tierra en situación de alto riesgo para la vida y nuestra supervivencia.
La falta de ambición del Gobierno de España y la inacción y pasotismo del Gobierno de Andalucía nos ponen a las puertas del jaque mate.
Por cierto, esta es solo mi opinión; pero son muchas organizaciones ecologistas las que han valorado esta ley como muy poco ambiciosa ante la dimensión del reto a superar.
Estamos en
emergencia climática y, como tal, debemos afrontarla.
Abraham Velázquez Moraira
De Verdes Equo Andalucía
y bloguero ecologista