Fray Ildefonso Moriones es el postulador general de los carmelitas descalzos que ya está en San Fernando para recoger el domingo el expediente diocesano de la sierva de Dios, la Hermana Cristina. El 24 de julio de 2005 se abrió el proceso diocesano, el mismo que se cierra el domingo a las seis de la tarde en la iglesia del Carmen con la presencia de las monjas carmelitas.
— Han pasado tres años y medio, ¿es mucho tiempo?
—La fase diocesana es competencia del señor obispo que nombra un juez delegado, un notario y un fiscal. Ellos van a su ritmo y cuando les permiten sus ocupaciones van interrogando a los testigos. No hay ningún límite de tiempo, solamente cuando han hecho un trabajo con garantías de ser completo, lo cierran. Eso es lo que han hecho hasta ahora. Han cogido los testimonios sobre Cristina y cerrar el proceso, las actas, para enviarlas a Roma.
—¿Conoce la fama de santidad de la Hermana Cristina?
—Eso lo saben mejor los isleños que el postulador, porque el postulador tiene como misión en este momento entregar en Roma las actas, pedir que se examine la validez jurídica del procedimiento y a partir de ahí confeccionar la positio, un volumen donde se presenta la síntesis documental de todo lo recogido y una elaboración teológica, para que los teólogos puedan dar su voto sobre si esta persona vivió heroicamente todas las virtudes.
—El domingo es cuando empieza su verdadero trabajo, ¿no es así?
—Efectivamente, las fases sucesivas son un congreso de teólogos, que son 9, que da su parecer, y una congregación de cardenales y obispos, que son 20, que examina el voto de los teólogos y da su parecer. A partir de ahí, el Santo Padre autoriza la promulgación del decreto sobre las virtudes y se le puede llamar venerable.
—¿Cree que existe base para que la Hermana Cristina pueda ser beata?
—La característica más importante que se exige para abrir una causa es que haya fama de santidad, que el pueblo fiel haya percibido el eco de la presencia de Dios en esta persona. A veces se suele pensar que es una cosa que viene de arriba, de la jerarquía. Lo dicen expresamente todas las normas, no hasta que lo diga el obispo o el Papa. Se pide que el pueblo fiel haya manifestado su admiración. La vida es un camino lleno de encrucijadas, mientras uno sabe a donde va, corre y no se preocupa, pero hay momentos en los que uno se para, a dónde voy, y en ese momento encontrarse con una persona como Cristina, que sabe el camino, queda para siempre. Todas estas personas que van saliendo como testigos, vienen a decir que Cristina sabía el camino y avisaba del momento importante y por eso la recuerdan. Al ser tantas las personas que la recuerdan, es por lo que interviene la Iglesia para ver qué hay y procede jurídicamente a examinar a los testigos.
—¿No extraña que a pesar de la clausura su fama de santidad haya calado entre los isleños?
—No es más difícil, porque Santa Teresa decía en su tiempo que por muy encerradas que estéis no penséis que el bien o el mal que hagáis no va a trascender. Aquí viene el misterio de la Iglesia, la comunión de los santos. Una persona que vive cerca de Dios se hace notar. Muchos es estos casos el Señor los propone para despertar la fe de los fieles. Es la persona que donde quiera que la pones da esta impresión de fe.
—¿Ha sido un proceso con muchos testigos?
—El eco popular ha sido extraordinario, no hay ninguna duda de que Cristina tiene fama a nivel del pueblo. De este examen que se ha hecho yo no he visto nada, porque el postulador pide al obispo que examine. No he intervenido en nada. Cuando tiene las actas, las abren oficialmente y las puede estudiar y a partir de ahí todo ese rumor queda probado en las actas y por lo probado en estas actas pedimos al Papa que la declare beata.
—¿Qué tiempo puede tardar ahora el proceso?
—Es un tiempo relativamente corto si se tienen en cuenta todas las circunstancias, porque hay unas cuantas causas en fila que pueden tardar un mes o dos en encuadernarla, 3 ó 4 meses en dar la validez, luego la redacción de la positio puede hacerse en poco tiempo o tardar quizá un año y de las personas que puedan trabajar ahí. En el caso nuestro yo soy optimista y creo que en un par de años tendríamos la positio terminada y a partir de ahí se pondrá en fila esperando el turno para ser examinada.
—¿Qué destacaría de este proceso de la Hermana Cristina?
—El entusiasmo a mi me parece que es obvio, porque si volvemos a que la fama de santidad es uno de los elementos esenciales antes de comenzar el proceso, si se ha comenzado el proceso es porque existía. Es señal verdadera de la comunión de los santos, que funciona.
—¿Qué encuentra en la figura de la recordada Cristina?
—Todos tenemos un punto de partida, un punto de llegada y un camino en compañía de otras personas. Cristina pasó por duras travesías, fue huérfana, vivió en la miseria, tuvo un trabajo difícil y poca salud, etc. Vemos que era como para ponerse seria y ahí la tenemos sonriendo porque se fió de Dios, que sabe guiarnos hacia nuestra verdadera felicidad y ahí tenemos un gran mensaje, aprender a sonreír, a pesar de las dificultades y no encerrarnos nosotros en sí mismos.