Rogelio Rojas Duro, muy popular por ser el alma del querido grupo “Apache” de nuestra juventud, compuso en 2018 la Sinfonía Vandelvira para orquesta sinfónica y coro y articulada en seis partes (La Cantería, El Arquitecto, El Hogar y el Amor, La Gran Obra: la Catedral de Jaén, Credo In Unum Deum y Plaza de Santa María). He de confesar que no conocía esta obra, y en una conversación con su hermana Inés supe de ella. Disfruté mucho escuchándola y me resultó una composición muy visual y original.
Rogelio Rojas consolidó una trayectoria musical que merece ser conocida. A su innata facilidad y predisposición del alma para la música se une una sólida formación que le ha llevado a componer en todos los estilos, destacando “Misa Breve en La menor” o “Requiem Alfonso Duro In Memoriam”. Siendo fieles a la tradición del “estilo Jaén”, Rogelio Rojas no contó con el suficiente apoyo de instituciones cuando hubo de financiar la orquesta sinfónica y coro que estrenaron esta obra en la catedral de Jaén y la de Baeza.
Setenta minutos y diez segundos de sinfonía tienen un mérito indiscutible, igual que el resto de trayectoria musical de Rogelio, por la cual es más conocido fuera de su tierra que dentro (otro signo del “estilo Jaén”). Pero podemos encontrar méritos semejantes en la obra de más artistas, creadores o científicos de nuestra tierra que pasan inadvertidos en el día a día. La actualidad se gesta en anodinos lugares comunes donde todos bebemos y lo brillante luce a nuestras espaldas.
Hay toda una fecunda tradición de pintores y escultores de gran valía en nuestra tierra que bien merecen un museo de bellas artes y los nombres propios que han demostrado valía en la narrativa o la poesía son cada vez más numerosos entre nuestros convecinos. En Jaén hay mucho ingenio, talento y arte que pasa desapercibido entre nosotros las más de las veces.
Que falta apoyo institucional a tanta excelencia es algo casi obvio de mencionar. Ese apoyo no siempre debe ser dinero, sino también promoción e información al público, reconocimiento, facilidades de trabajo.
No sé cual es la solución para descubrir, conocer, tomar ejemplo y alimentarse de la obra de los jiennenses más meritorios, pero supongo que será una mezcla de activar nuestra inquietud cultural, de dejar de lado a tanto mediocre que acapara un protagonismo inmerecido, de aprender a usar mejor los medios de comunicación y redes sociales para encontrar los tesoros que calladamente se producen a nuestro alrededor. Tal vez falta un magazine cultural dedicado exclusivamente a Jaén.