Hace muchos años que no abrimos el buzón con la esperanza de encontrar una carta del familiar o amigo que está lejos y plasma en un papel cómo le va la vida, pues para eso ya está el teléfono móvil, el correo electrónico y las cada vez más en boga redes sociales. El cartero llega ahora cargado de sobres con facturas o publicidad, el principal volumen del correo actual frente a los particulares que, curiosamente, nunca han sido unos usuarios de peso.
Con todo, la correspondencia ha bajado casi un 10 ó 15 por ciento, a pesar de que ahora se realizan muchos más envíos que hace 20 años. Los bancos y las empresas de telefonía suponen el volumen más importante junto a las empresas de publicidad, aunque estas últimas han caído con la crisis, reduciendo las campañas de promoción y los envíos por cada una. Ello ha supuesto una pérdida de ingresos importante para Correos, pues la publicidad se convierte en pedido, éste a su vez en paquete, lo que también implica un giro postal, y así toda una cadena. Lo que sí ha aumentado han sido los envíos registrados frente a la correspondencia ordinaria, superándole por primera vez en cuanto a ingresos obtenidos. “Un envío certificado es para nosotros como diez ordinarios, supone más trabajo, pero deja más beneficios”, explicaba el jefe de Distribución de la unidad de Correos en Arcos, Carlos Gutiérrez.
Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Correo, el pasado 9 de octubre, repasamos cómo ha evolucionado el operador postal público español para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y luchar contra la cada vez mayor competencia. La efeméride recuerda que fue el 9 de octubre de 1874 cuando se creó la Unión Postal Universal, el foro principal para la cooperación entre los servicios postales que ayuda a asegurar una verdadera red mundial.
Las oficinas de Correos son, junto a los carteros, la cara más conocida para los ciudadanos. En el caso de Arcos se trata de una unidad multiservicio, que ofrece todos los servicios postales, telegráficos, financieros y bancarios. Entre ellos se está impulsando la paquetería, que hasta hace poco apenas existía, mientras ahora se ofrece un amplio abanico de productos.
En la oficina utilizan un nuevo método de clasificación de la correspondencia que, además de agilizar el servicio, permite que cualquier cartero pueda manipularlo, ya que antes el orden lo daba el titular, por lo que cuando llegaba un sustituto era toda una odisea. Ahora en los casilleros figuran las calles por orden alfabético y numeradas, de forma que una vez clasificado el correo el cartero puede salir directamente al reparto. Así, mientras antes se arrastraba un pendiente constante, es decir, cartas que recibían y no se repartían, ahora es prácticamente inexistente.
Con la incorporación de las nuevas tecnologías, en 2006 empezaron a dotar a los carteros de PDA para ciertos repartos, uso que se ha ido generalizando en todo el país progresivamente. En la unidad de Arcos llevan menos de un año operando con ellas, lo que permite al cartero llevar anotada toda la información de los envíos certificados, recoger las firmas en pantalla conforme realiza el reparto, anotar las circunstancias de la entrega y descargar la información vía wifi al regresar al centro de reparto, pudiendo así facilitar información de retorno a los clientes.
A ello se suman otros cambios significativos que influyen en el reparto como las mejoras en el vestuario, en el mobiliario de los puestos de trabajo, las motos -con un servicio de taller más rápido-, la sustitución de las carteras de cuero por los actuales carritos de reparto, o las bandejas para el transporte en lugar de las antiguas sacas.
Sin embargo todavía encuentran inconvenientes que obstaculizan el servicio. Se quejan de la falta de planos actualizados de Arcos por parte del Ayuntamiento, no sólo del casco urbano, sino de las barriadas rurales, que no son pocas, lo que dificulta el trabajo. “Es toda una aventura mandar a un cartero nuevo a cualquier barriada rural, porque no sabe ni cómo acceder, pero tampoco hay planos en los que podamos guiarle”, señalaba el jefe de Distribución. De hecho están utilizando el mismo callejero que se ofrece a los turistas, “totalmente desfasado e incompleto”, por lo que en algunos casos han optado por diseñar sus propios planos de urbanizaciones como El Portichuelo.
Por suerte, en las zonas de nueva construcción es obligatorio que todas las calles estén asfaltadas, rotuladas y numeradas, y además se recomienda el buzón domiciliario con acceso desde la vía pública, lo que agiliza bastante el trabajo de los carteros. En ello contribuirá también las nuevas instalaciones proyectadas. Correos adquirió un local en El Portichuelo donde se trasladará la distribución, mientras la oficina de admisión se mantendrá en la ubicación actual, en el Paseo de Boliches.