Agárrense que vienen curvas

Publicado: 08/01/2024
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Otro ejemplo es el de la actitud chulesca y de puro matonismo de Ortega Smith en Madrid, con la connivencia del señor Fanjul
Normalmente, las ya pasadas fechas navideñas solemos sacar lo mejor de nosotros mismos, bien por sentirnos conmovidos con la emotividad de las distintas celebraciones o bien por el postureo propio de estas fechas. O sientes tus mejores emociones ante las reuniones familiares y las celebraciones que tienen a los niños como protagonistas, o finges sentirlas para encajar con el resto mientras vas pasando el empacho de pavo y polvorones.

Sin embargo, seguimos viviendo en un país agitado por la polarización, por los temas candentes en el ámbito político y una crispación con la que los derrotados por las urnas y los pactos subsiguientes tratan de conseguir lo que la democracia les ha negado: derrocar al gobierno como sea y tratar de hacerse con el poder. Una especie de asalto al Capitolio pero a la española, tomando las calles. Así, acabábamos el año con algunos espartanos de la ultraderecha (no por su valor, sino por no ser más de trescientos) armando follón en Ferraz, haciendo el tonto con un muñeco de cartón, poniendo libros boca abajo en las librerías de todo el país (jodiendo más a los libreros que otra cosa) y hasta insultando al Rey al que tantas veces habían defendido de una u otra forma. Y es que es curioso cómo o bien desconocen el sistema político o les desagrada sobremanera porque su aplicación les niega el gobierno.

Ahí tenemos el ejemplo de un Miguel Tellado, portavoz parlamentario del PP que en una aparición en Televisión Española condenó los incidentes de la Nochevieja en Ferraz, aunque haciendo rápida alusión a los pactos de Sánchez con Junts, Bildu y todas esas fuerzas que, siendo legales y teniendo representación, demonizan en la derecha cuando no pactan con ellos. Es decir, lo que vendría a ser condeno lo ocurrido pero él se lo ha buscado. Luego ya siguió con la retahíla de herederos de ETA, los que quieren romper España... Sólo faltó haber repetido que Feijóo no era presidente porque no quiso, como el propio líder del PP afirmó durante los últimos debates de investidura. El caso, al final, era condenar de boquilla los incidentes mientras los justificaba en las frases siguientes.

Otro ejemplo es el de la actitud chulesca y de puro matonismo de Ortega Smith en Madrid, con la connivencia del señor Fanjul. El autor del frases como "el PP es el partido de las gallinas ponedoras" que presumía de unos huevos que no le dan para pasear por Gibraltar, no tuvo nada mejor que hacer que golpear una botella de agua que salió despedida hacia Fernández Rubiño (Más Madrid). Este había dicho que el discurso del dirigente fascista le había parecido «asqueroso». Aún comprendiendo que Smith pudiera haber creído que el adjetivo era para él, su actitud fue injustificable por su agresividad y pretensión de intimidar. "Ahora llora", le espetó. La reprobación, aunque merecida, es insuficiente. Smith sigue siendo concejal de la ultraderecha en el Ayuntamiento de Madrid.

El remate ha sido el blackface llevado a cabo por distintos ayuntamientos para representar al Rey Baltasar en distintas cabalgatas a lo largo del país. En Chamartín, presentaron a un tipo pintado de negro con un acento extraño, a medio camino entre Ongombo de La que se avecina y cualquier futbolista brasileño. También hemos visto a un Baltasar vestido de torero. Precisamente en el escenario actual, tan diverso que hay personas negras nacidas y criadas en nuestro país, era totalmente innecesario y ofensivo utilizar esta práctica que ridiculiza a las personas racializadas. Además, siendo personas que hablan nuestro idioma y, en muchos casos, hasta son creyentes cristianos que comprenden y aceptan la tradición de los Reyes Magos.

Con estos ejemplos, es fácil comprender que vivimos en un tiempo donde el discurso fácil y apelando a la víscera más que a la materia gris llega a aquellos que ponen muy fácil influir en su manera de pensar, sentir, actuar y agredir. Independientemente de su nivel de formación académica, que no todos son cazurros sin conocimiento, son aquellos que salen a la calle a protestar golpes de estado inexistentes, traiciones a España que no son sino la aplicación de su sistema democrático o que se ponen del lado de Israel mientras adoran a un palestino crucificado. Como diría Don Jesús Quintero: saben leer y escribir, pero no ejercen. Agárrense...

 

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