El año 2023 marcó un cambio notable en la moda tecnológica: la proliferación de la inteligencia artificial (IA) en una amplia gama de plataformas, aplicaciones y dispositivos.
Era solo cuestión de tiempo antes de que esta tendencia llegara también al ámbito de los juguetes.
Es así como 2024 se perfila como el año en que la industria juguetera se convierte en un vehículo para la integración de modelos de IA, como GPT, en la sala de juegos de nuestros hijos. Esta evolución no es sorprendente: incluso en su función de chatbot, los grandes modelos de lenguaje han demostrado ser herramientas útiles para entretener y educar a los niños.
Un ejemplo destacado de esta tendencia es Miko Mini, un robot de compañía diseñado para cautivar a los niños con su capacidad para entablar conversaciones, contar historias y resolver problemas matemáticos. Desarrollado por una startup con sede en la India,
este juguete utiliza modelos de IA tanto internos como en la nube, incluyendo GPT-3.5 y GPT-4, para ofrecer una experiencia de aprendizaje única y divertida.
Otro ejemplo es Grok, un peluche creado por la startup Curio Interactive, que fomenta el aprendizaje interactivo y ha ganado popularidad por contar con la voz de la famosa cantante Grimes. Es interesante notar que este nombre coincide con el rival de ChatGPT desarrollado por Elon Musk, aunque este último sí utiliza tecnología de OpenAI.
Además, cabe destacar el aspecto terapéutico que algunos juguetes están explorando, aunque aún de manera experimental.
Moxie, por ejemplo, se comercializa como una herramienta para que los padres de niños con discapacidades intelectuales y TDAH puedan ayudar a sus hijos a expresar sus sentimientos o realizar ejercicios de mindfulness. Aunque aún no se vislumbra una apuesta clara de la industria en este sentido, este tipo de iniciativas prometen abrir nuevas posibilidades en el mundo de los juguetes y la IA.