Según Abraham Maslow, las necesidades explican todo el comportamiento humano. Así, indica que una persona está motivada para hacer algo cuando le satisface alguna necesidad, cuando le permite conseguir algo que le es útil. Siempre que hay una discrepancia entre una situación deseada y la situación actual se genera una tensión, y hay un incentivo para actuar, satisfacer esa necesidad y eliminar ese estado de tensión.
Teóricamente el esquema es sencillo, la necesidad genera una tensión que motiva un comportamiento dirigido a satisfacer esa necesidad. En la práctica, aunque se perciba la necesidad no siempre surge la motivación. A algunas personas les pasa como a los niños con el catálogo de juguetes cuando hacen su carta a los Reyes Magos, que lo quieren todo, todo y todo. A veces no se enfoca y concreta la necesidad y se pide genéricamente tener éxito, como si fuera un estado permanente a alcanzar. La amplitud o indefinición de las necesidades puede desembocar en frustración ante la imposibilidad de conseguir todo lo que se desea, además con la exigencia de tenerlo todo “para ayer”. Otras personas están tan desencantadas que ya no piden nada. Han aprendido a no desear para no frustrarse. Aquí suele haber menos tensión que en un muelle de guita, y en lugar de motivar un comportamiento proactivo para conseguir lo que no se atreven ni a desear, habitualmente optan por la queja y el recurso a lo injusto que resulta que otros consigan lo que deberían lograr ellos. Cuando no hay ilusión, actuar para cambiar la situación se suele descartar.
Maslow dividió las necesidades humanas de forma jerárquica en cinco niveles: fisiológicas (relacionadas con la propia supervivencia), de seguridad (buscando estabilidad y certidumbre), sociales (amistad, pertenencia e interacción con otras personas), de estima (reconocimiento propio y ajeno) y de autorrealización (desarrollar todo el potencial, ser lo que se puede ser). Para motivar a alguien es preciso tener en cuenta en qué nivel de la jerarquía se encuentra esa persona, y enfocarse en satisfacer necesidades de ese nivel, ya que las necesidades de orden superior no se activan mientras no estén razonablemente satisfechas las de orden inferior, y las que ya están satisfechas no motivan.
Decía Steve Jobs que si tú no trabajas por tus sueños alguien te contratará para que trabajes por los suyos. Hay emprendedores que trabajan en sus sueños por necesidad para cubrir sus necesidades básicas y de seguridad, pero también hay muchos que buscan desarrollar todo su potencial.