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Navalcardo

Renovar nuestra fe

El sábado a las 7:30 de la mañana un coche circulaba por el Gran Eje con agradable parsimonia y de su interior fluía alegremente la Diana de San Marcos

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Renovar nuestra fe.

El sábado a las 7:30 de la mañana un coche circulaba por el Gran Eje con agradable parsimonia y de su interior fluía alegremente la Diana de San Marcos con su soniquete del "Tirorarirorariro" que al llegar a Ruiz Jiménez reventó como un tsunami a los estudiantes de bachillerato que desayunaban churros en El Paso con las primeras luces del alba y tenían el cuerpo así, como pidiendo la muerte…

La bravura nos hizo peregrinar buscando bufidos y embestidas camino de Beas de Segura al reclamo de ese miedo que se siente por puro placer cuando nuestras zapatillas se aposentan en la calle del Angosto compartiendo pavimento, a lo lejos, con un toraco burraco que en décimas de segundo es capaz de obligarte a sacar la mejor velocidad de ti mismo.

La diferencia es que aún siendo el mismo territorio, el sonido cascabelero esta vez no se repetía constantemente. Y es que no regresamos a Beas  por San Marcos, aunque buscásemos idénticas sensaciones. Lo hicimos para añadirnos a la fiesta que ha sido el Congreso del Toro de Cuerda, convirtiendo nuestra provincia en el epicentro de acentos de toda España que sienten una misma pasión y la viven de forma diferente, pero siempre con una soga, maroma o cuerda que a todos los une y hermana.

Mirábamos hacia arriba y ante nuestra mirada Beas de Segura desprendía tauromaquia infinita en sus balcones: sogas, aparejos, collares, la imagen de San Marcos, divisas y hasta capotes embellecían los balcones de todo el recinto. Y a pie de calle un gentío multicolor transitaba luciendo hierros ganaderos en la vestimenta que recubría sus cuerpos expuestos a la intensidad de la bravura.

Lope Morales – que fue alcalde del lugar- sostiene y proclama que quien mantenga una crisis de fe taurina o dude de la continuidad de la tauromaquia, no tiene más que personarse en Beas de Segura y ante sus ojos contemplar en primera persona que la tauromaquia está muy viva cuando es el pueblo quien la comanda y de ella participa. 

Quizás por eso nosotros regresamos a Beas de Segura para renovar nuestra fe y reiterarnos de paso en nuestra creencia compartida –de Javi Wiña,el omnipresente Valentín Molina, Tomás Díaz y un servidor- que no se debe dejar fuera a San Marcos de la Magna de Jaén por la devoción que despierta.

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