Artículo de Francisco Jesús Lozano para el especial de Cuaresma de 'Información Bahía'
Será que me estoy haciendo mayor o que cada vez me gusta más lo que tenga sabor añejo o rancio abolengo, y es que cada día tiendo más al clasicismo. O será que estoy tan empachado de modernidad, vanguardismo y tintes contemporáneos, que cuando escucho algo que me recuerda a tiempos pasados, se me eriza el vello. La música procesional no es ajena al paso del tiempo, más bien diría lo contrario, que ha evolucionado de muchas maneras, llegando hasta un punto de hartazgo con tantas marchas nuevas, algunas de muy dudosa calidad, y tantas rearmonizaciones sin sentido, que en ocasiones llegan a ser odiosas.
Sólo tienen que echar un vistazo a las grabaciones más recientes y a lo que se toca en la calle, y como año tras año, salen muchísimas marchas nuevas, marchas que en poco tiempo quedan en el olvido. Hoy día existen agrupaciones musicales que llevan mas tubas que una banda de palio, y bandas de cornetas que lo que menos tienen son eso, cornetas. Son bandas que suenan de maravilla y que tienen muchísimos seguidores, incluido un servidor, pero que a la hora de instrumentar los clásicos de la modalidad, obligan a introducir matices y arreglos que desvirtúan mucho la idea original del autor. También hay rearmonizaciones y “rearmonizaciones”, que en algunos cuesta hasta distinguir la melodía principal de la composición. Esto puede que dé personalidad a una banda, pero cuando se abusa, ya se sabe...
Luego están las marchas que basan su éxito en el exceso de flamenqueo, en todas las modalidades, o en solos imposibles que dejen en apnea al intérprete durante un minuto y medio. Como diría un amigo mío: “Esta marcha suena como un atasco en Canalejas”.
Pero estas modas están llegando a hartar hasta a los propios músicos, y en algunos lugares de la geografía andaluza están naciendo bandas de cornetas al más puro estilo de la policía armada, y agrupaciones con el sello clásico de la guardia civil. Sin ir mas lejos, la banda del Sol, este año en su hermandad tocará al estilo clásico, sólo con cornetas y tambores, durante una parte de su recorrido. Después de todo lo que he dicho, tendrán que comprender que me estremezca al escuchar las marchas de Alberto Escámez, o la sencillez de Manuel Rodríguez Ruiz con su banda del Arahal, que tienen un pellizco como pocas. Y es que como se marcha un paso de palio con “Soleá Dame la Mano”, no lo hace con las marchas de hoy día. Comprenderán ahora por qué me estoy volviendo tan clásico.