La Virgen de la Merced regresó ayer a su basílica tras la celebración en la Santa Iglesia Catedral de un triduo conmemorativo del primer cincuentenario de su coronación canónica. Fue allí, en el interior del primer templo diocesano, donde quedó todo el esplendor de esta efeméride, ya que la procesión posterior contó con demasiados elementos en su contra que terminaron restándole la brillantez que se supone un acto de estas características.
El obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, presidió un solemne pontifical acompañado de fray José Ignacio Postigo, provincial de los mercedarios, así como de otros miembros de la congregación. En la eucaristía jugó un papel relevante la Capilla Musical Catedralicia que dirige Ángel Hortas.
Posteriormente, al filo del mediodía, comenzaría la procesión de regreso a la Basílica de la Merced. El hecho de que se tratase de la mañana de un día laborable caracterizada además por el fuerte calor restó sin duda alguna afluencia de jerezanos a la procesión. Así, el cortejo -integrado básicamente por representaciones de las hermandades y cofradías de la ciudad- transcurrió en absoluta soledad por el tramo inicial del itinerario.
Teniendo en cuenta los condicionantes, tampoco parecía demasiado adecuado llevar la procesión a una zona de la ciudad absolutamente despoblada, a no ser que el objetivo fuera que la patrona molestara lo menos posible a los jerezanos. Barranco, Curtidores, plaza Peones... presentaban un aspecto impropio de una celebración de estas características.
La subida por Carpintería Baja y la llegada a la Basílica del Carmen constituyeron posiblemente el momento más destacado de la procesión. La patrona subió Carpintería Baja a los sones de Macarena, de Cebrián. Tras su encuentro con la Virgen del Carmen, la Banda Municipal de Música interpretaría la marcha Reina del Carmelo.
A diferencia de lo que ocurriera el pasado lunes, el paso presentó cuatro jarras en sus esquinas con elegantes piñas de rosas blancas. Con todo, el exorno mantuvo una línea bien diferenciada con lo que suele ser habitual en la procesión del 24 de septiembre.
Tras dejar atrás la Basílica del Carmen, el cortejo avanzó en busca de la calle Tornería, para subir a continuación por calle Porvera y tomar por Ancha y Merced. La patrona de la ciudad alcanzó la portada principal de la escuela de San José al filo de las dos de la tarde, llegando por fin a su templo una hora después.
La mayoría de representaciones de las hermandades y cofradías fue presidida por simpecados o atributos de contenido mariano. Con anterioridad a la celebración del pontifical en la Catedral, buena parte de esos simpecados y atributos integraron una comitiva que partió de la iglesia parroquial de San Miguel.
Los actos conmemorativos del cincuenta aniversario de la coronación canónica de la Virgen de la Merced continúan hoy domingo con una ceremonia de besamanos. Además, a las 13.00 horas se celebrará una solemne eucaristía de acción de gracias en el interior de la basílica.