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Andalucía

Unl taller de cerámica donde nacen las vajillas de los restaurantes de lujo

Tras unos años en el taller familiar, en el que se especializó en la realización de murales junto a su tío, empezó a dar rienda suelta a su imaginario

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La ceramista María Monasterio.

La ceramista María Monasterio.

La ceramista María Monasterio.

La unión del diseño artístico con la funcionalidad ha permitido a la ceramista María Monasterio desarrollar desde hace varios años en su taller un concepto de vajillas inspiradas en la naturaleza con las que ha conseguido estar presente en las mesas de destacados restaurantes con Estrella Michelín.

Aunque su futuro estaba dirigido a la arquitectura, antes incluso de terminar la carrera decidió cambiar de rumbo al saber que su pasión era la creación manual. Fue de la mano de su tío, el también ceramista Pablo Romero, y tras su paso por la Escuela de Arte de San Telmo, donde estudia alfarería, cuando se introduce de lleno en el oficio.

Tras unos años en el taller familiar, en el que se especializó en la realización de murales junto a su tío, empezó de forma paralela a dar rienda suelta a su imaginario.

Como comenta a EFE, siempre le llamó mucho la atención el tema de "la pieza utilitaria”, con las que busca que estos elementos, además de ser útiles en el día a día, produzcan un disfrute al usarlos.

Encargos de los chefs

Dispuesta a cubrir las necesidades de un mercado en auge cómo el de los restaurantes de alta cocina, su primer paso fue elaborar un catálogo donde mostrar unas piezas con un estilo propio y definido, pero que a la vez pudieran ir de las mano de las creaciones culinarias de los chefs.

Tras numerosos correos electrónicos a diferentes establecimientos de restauración en los que su única carta de presentación era ese catálogo, el chef Mauricio Giovanini, del restaurante Mesina de Marbella, que posee una estrella Michelín, fue el primero en confiarle un pedido. Justo estaba desarrollando un nuevo menú y cada parte de éste debía ir acompañado de una vajilla distinta. Aquí empezó todo.

Desde entonces, sus manos han modelado el servicio de restaurantes de reconocido prestigio en la ciudad de Málaga, cómo Kaleja -con una estrella también-, Takumi, Beluga o La Alvaroteca. Aunque su creaciones ya se dejan ver por el resto del territorio nacional, como en los restaurantes Lasarte de Barcelona, Kuoco de Madrid o Etxeko de Ibiza.

El trato cercano que le brinda a los chefs hace que, aunque parta de un catálogo, en muchas ocasiones el diseño y elaboración de las piezas se personalicen según las necesidades de cada establecimiento. Son las ventajas de que todo esté hecho a mano.

Un nuevo taller para crecer

Al adentrarse en su nuevo taller de la localidad malagueña de Casabermeja, dos grandes hornos reciben a la entrada, listos para cocer. Tras ellos, varias estanterías repletas de piezas se secan al aire esperando pacientes su turno en un meticuloso proceso que se inicia en la zona central con los tornos.

En esa parte inicial se da forma a la arcilla de gres, material imprescindible para que los objetos que conforman las vajillas sean resistentes y soporten el uso profesional.

Antes del secado, que durará varios días, las piezas se personalizan. Rompiéndolas, cortándole partes o añadiéndole otras, los platos, cuencos o bandejas empiezan ya a evocar formas y texturas de la naturaleza, cómo cortezas de árboles o incrustaciones marinas, ya que como aclara María, en lo que más se inspira es en el campo y en el mar.

Tras la primera cocción a baja temperatura, en otra esquina del taller repleta de botes de cristal, las piezas se esmaltan para dar el color y el acabado final que se obtendrá de la última cocción a 1.260 grados. Todo un proceso artesanal en el que entra en juego la también ceramista Maica Blanco. Última incorporación al equipo, aporta su larga experiencia por otros talleres cómo el de Ruiz de Luna.

Sostenibilidad y nuevos proyectos

La sostenibilidad es uno de los ejes del taller. Un vistazo al lugar de trabajo deja ver la instalación de un sistema de decantación que hace que muchos de los residuos de arcilla y esmaltes que se generen a diario no vayan al desagüe.

Con ese material resultante y reutilizando piezas rotas, María Monasterio ha creado ‘Renacidas’. Un nuevo proyecto con el que consigue transformar ese desecho en nuevas piezas que termina con acabados de pan de oro.

Entre el ajetreo de encargos del taller, que gestiona su marido Michel Monsalves, han creado una línea de herramientas para cerámica y alfarería, que son fruto de sus años de experiencia en el sector y con las que buscan dotar al mercado de unos productos con un plus de calidad y diseño.

El ritmo no para en este espacio, que incluso los fines de semana se adapta para impartir cursos intensivos de torno en los que María Monasterio trasmite los conocimientos básicos de este oficio artesanal.

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