Las asociaciones de profesionales del arte sacro
han alzado la voz ante la creciente comercialización de enseres cofradieros importados desde países como Bangladesh o Pakistán. Estas piezas, que buscan imitar el tradicional bordado en oro, la orfebrería o la talla andaluza, están afectando gravemente a
un sector que ha mantenido vivo su legado artístico durante siglos. “Los enseres que visten nuestras cofradías no son simples objetos decorativos, sino
una manifestación cultural y devocional que forma parte de nuestra identidad”, subrayan los artesanos.
El principal problema que denuncian es
el uso fraudulento de imágenes de obras originales para promocionar copias en redes sociales. “Se anuncian con fotografías de piezas que hemos realizado en nuestros talleres,
engañando a compradores y apropiándose de nuestro trabajo”, explican, advirtiendo que estas empresas extranjeras operan sin ningún tipo de regulación.
Además,
alertan de la baja calidad de los materiales y la falta de durabilidad de estas piezas. “Utilizan
hilos plásticos con aspecto metálico que no resisten el paso del tiempo ni pueden ser restaurados, lo que supone una pérdida irreversible para el patrimonio cofrade”, afirman. También destacan que muchas de estas obras
no siguen los criterios técnicos adecuados para su colocación y uso en los cortejos procesionales, lo que puede comprometer su estabilidad y estética.
El problema no solo es estético o patrimonial, sino también económico y social. “Mientras que nuestros talleres cumplen con todas las normativas laborales y fiscales,
estas empresas no tributan ni generan empleo en nuestro país. Es una competencia desleal que pone en peligro
un sector que da trabajo a muchas familias”, denuncian los profesionales del arte sacro.
Asimismo, recalcan que la Semana Santa andaluza no solo se compone de imágenes y cortejos, sino también de una estética y un lenguaje visual únicos. “De la misma manera que no concebimos nuestras procesiones sin la música que las acompaña o los costaleros bajo los pasos,
tampoco podemos aceptar la presencia de enseres que no respeten nuestra tradición y que no sean fruto del esfuerzo de generaciones de artesanos”, remarcan.
Para las asociaciones firmantes del comunicado, la solución no pasa por la eliminación de estos productos, sino por
una gestión patrimonial responsable por parte de las hermandades. “Siempre han existido cofradías con menos recursos, pero
hay alternativas viables, como el bordado de aplicación, que permite obtener piezas de gran calidad sin desvirtuar el oficio artesanal”, concluyen.
El comunicado también pone el foco en la creciente tendencia de algunas hermandades a
encargar restauraciones a talleres sin la debida formación, lo que está causando daños irreparables en piezas patrimoniales. “No es solo un problema de bordados, también estamos viendo cómo
se afectan disciplinas como la talla, el dorado o la orfebrería, con métodos poco ortodoxos que a menudo son irreversibles”, alertan.
En su mensaje final, los artesanos hacen un llamamiento a cofradías y devotos para que valoren y protejan el arte sacro. “
No estamos en contra del progreso ni de la innovación, pero el arte sacro no puede perder su esencia ni su identidad. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que
el legado que hemos recibido siga siendo digno de nuestras hermandades y de nuestra fe”, concluyen.