Los datos del paro del mes de enero han sido como una palangana de agua helada en pleno rostro. Seguíamos con la resaca de las fiestas y el afán consumista de las rebajas, como si esto fuese 2005, y hemos despertado, por fin, al nuevo año con los miedos renovados y la piel seca y agrietada, que en la calle hace frío, y muchos no tienen ni donde resguardarse. Los hay que ya comparan el presente con el de la crisis bodeguera de hace veinte años y vaticinan un tiempo nuevo para Jerez que, más que mirar hacia el futuro, retrotrae a las incógnitas del pasado. Por volver, han vuelto hasta los prestamistas, y de aquí a poco hasta los diteros, si es que esto no cambia, a no ser que se trate de un efecto pasajero condicionado por unas elecciones autonómicas ante la que los ciudadanos hemos sido relegados a un segundo plano frente al duelo entre los espadachines Arenas y Griñán, con Valderas jugando al despiste y los demás a la pesca en río revuelto.
No les miento. Ahora que cada vez que alguien de un ayuntamiento atraviesa las puertas de un banco y saltan las alarmas, los prestamistas de antaño han terminado por recuperar todo su sentido. Y si no que se lo pregunten a Jorge Romero, el alcalde de Los Barrios, que hasta puso avisos en el Facebook en busca de alguien que le adelantara los dineros para pagar a la plantilla... y parece que alguien se lo tomó en serio: con cargo a cuenta -abril de 2012- y beneficio industrial para el donante -un mecenas de Algeciras, para más señas-. Lo dicho, prestamistas y diteros en la era del 2.0.
Por lo visto, las alarmas también saltan aunque lleves carta de recomendación de la Junta, como asegura la alcaldesa de Jerez que ha ocurrido a la hora de solicitar el adelanto del dinero para el servicio de ayuda a domicilio. Solo faltaría que terminásemos pidiendo el contacto del benefactor algecireño, por si tiene a bien expandirse en el negocio, que aquí no le iban a faltar encargos y, hasta este momento, el único préstamo lo han hecho unos bares del centro, cediendo sus estufas de exterior a las mujeres de Acasa que duermen a las puertas del Ayuntamiento, que en la calle hace frío aunque no estén mudas las aceras.
Porque ante el frío, el run-run pasea en abrigo si hace falta, y esta semana ha hecho circular historias de fantasmas, de esas que te secan la saliva si crees que te apuntan con el dedo, y seiscientos son muchos fantasmas como para que más de uno comience a ver el reflejo de un espectro ante el espejo. Se empieza por ahí y terminamos por jugar a ver quién es el que dice la barbaridad más grande. Tal vez sea eso a lo que se refiere la alcaldesa cuando pide “calma” y “mesura”, aunque tampoco desde el Gobierno se ofrecen indicios ni pistas de por dónde soplará el viento, y opta por mantenerse recogido como el que espera a Godot, o, mejor aún, como el que espera a la primavera, que este año, por cierto, empieza el 26 de marzo. La pasada semana ya perdió la batalla en la calle, y durante los últimos días no ha hecho más que acumular heridos en forma de datos del paro, palcos de Semana Santa y nóminas impagadas, mientras los sindicatos marcan el paso, desordenado, mas insistente. Consecuencia: del toque de maitines de mayo hemos pasado al toque a rebato de febrero, el mes que ha devuelto el frío a nuestras vidas y a los bolsillos de quienes acumulan varios meses sin cobrar, que ese frío sí que pela, aunque no haga falta salir a la calle para comprobarlo de verdad.
El invierno, por lo que sabemos, va a durar seis semanas más -hasta lo ha dicho la marmota Phill, que más sabe el diablo por marmota que por diablo-. Vaya herencia, aunque ésta no haya que achacársela al PSOE, sino al orden natural de las cosas, en el que también cabe incluir alguna frase con acierto, como la que ayer le dedicó, precisamente un socialista, Luis Pizarro, a su defenestrador: “Los líderes no se pueden poner de canto”- a esas alturas, ya debía ser consciente de ello-. Seis semanas en las que muchos van a vivir de prestado -los del gobierno autonómico- y a otros no les va a quedar más remedio, mientras prestamistas y diteros actualizan su perfil en Facebook... por lo que pueda pasar, que en la calle sigue haciendo frío y están vacías las neveras.