Un fallo en el servicio de internet de Telefónica dejó a las provincias de Cádiz y Málaga sin conexión durante unas horas...
Un fallo en el servicio de internet de Telefónica dejó a las provincias de Cádiz y Málaga sin conexión durante unas horas. Desde las 15.00 horas hasta bien entrada la tarde, el servicio fue restableciéndose. La explicación que Telefónica ha dado a algunos clientes es la misma que suele dar cada vez que sucede algo tan grave: un sabotaje. Llama la atención que cada vez que Telefónica deja de prestar servicio a un número considerable de clientes, estos se encuentran con una explicación que se repite una y otra vez. Por lo tanto, Telefónica sufre un grave problema de seguridad. O no sabe ciudar de sus instalaciones, que parecen estar abiertas al público en general y a los más destructivos en particular, o eso de los sabotajes no es más que una excusa para no recibir miles de quejas de clientes que reclamarían su dinero.
Y desde luego que el corte del suministro sin previo aviso es para reclamar una compensación a la empresa. Internet no es una herramienta para que los piratas se descarguen películas y música, como parace creer el Gobierno en su cruzada contra los internautas. La red también la utilizan los particulares para comunicarse con familiares y amigos, para navegar por internet, para informarse, para escuchar música o ver vídeos, para aprender cualquier cosa que les interese. Y además, las empresas utilizan internet para trabajar porque hoy, se quiera o no, se trata de una herramienta no ya fundamental sino indispensable para poder realizar el trabajo normal de cualquier oficina.
Haber dejado a dos provincias enteras sin internet, argumentando un sabotaje, debe poner sobre aviso a las autoridades de la Junta. No lo hará, pero la Consejería de Gobernación tendría que reclamar una explicación a la multinacional y que demuestre ese sabotaje. De confirmarloo, que se tomen medidas. De no ser así, la Junta debería abrir un expediente a Telefónica. Así, además, no se harían diferencias entre un servicio como internet y la luz, el agua o el gas. Al fin y al cabo, ya es un bien necesario en las casas.