Viajando por Francia en dirección norte, uno siempre tiene la suerte de pasar por Lyon si lo hace por el este del país. Ana y yo, en nuestro último viaje por tierras galas, hemos hecho coincidir un día de fin de semana para poder recorrer a pie esta atractiva y a la vez acogedora gran ciudad, que a pesar de su tamaño, sigue conservando su estructura de ciudad única. Con el coche aparcado, nos decidimos a recorrer Lyon a pie, una ciudad que ya conocíamos, pero a la que volvemos con mucho gusto.
Antes de explicarle nuestro itinerario por el Lyon Patrimonio de la Humanidad, creo conveniente hacerle una explicación de la estructura de la ciudad. Así, Lyon es una ciudad que tiene su inicio histórico en la colina de Fourviere y con el río Saona en su falda. Al norte queda el barrio de la Croix Rousse y al sur de éste y frente al Viejo Lyon, está la Presqu’ile o península, bañada a ambos lados por el Saona y el Ródano. Hacia el Este del Ródano, la Part-Dieu, como zona comercial, amplia nuestra visita. Empezamos nuestra pequeña ruta lyonesa por la mañana y después del desayuno en nuestro hotel, en la estación del funicular que sube a la colina de Fourviere.
Vamos a dejar la ascensión a pie por la montaña para mis treekings de verano, así que Ana y yo llegamos tranquilos y frescos para poder ver la excelente vista que ofrece la colina al tiempo que visitamos la basílica de Nuestra Señora de Fourviere, un sobrio templo blanco con cuatro anchas torres que fue construído en 1896 bajo los diseños de Pierre Bossan quien tuvo, en mi opinión, el acierto de reunir casi todos los estilos arquitectónicos en una sola pieza tan ecléctica como esta basílica.
A dos pasos de distancia, están los yacimientos romanos, únicos en Europa y desde los cuales continuamos, descendiendo a pie por la “Colina que Reza” hacia la “Colina que Trabaja” o la Croix Rousse.
La Croix Rousse, en el otro lado del Saona, es un barrio que se construyó en el sXIX sobre terrenos que pertenecían al clero. Es muy divertido pasear por la Croix Rousse, un barrio que se edificó para albergar a la industria de la seda y a sus trabajadores -los “canuts”- y que gracias a su orografía, ofrece un panorama urbano curioso con pasarelas, “traboules”, y escaleras que van de una calle a otra.
En dirección Sur y abandonando la Croix Rousse, Ana y yo, pasado el mediodía llegamos a la Presqu’ile, el centro animado de la ciudad donde están la mayoría de las tiendas y grandes almacenes y que hay que visitar en horario comercial para vivir su animación. El recorrido en la Presqu’ile se inicia en el Ayuntamiento -edificio de 1646 con salones Segundo Imperio- y la Ópera -de 1892 y actualizada en 1990 con una enorme cúpula de cristal-.
Desde aquí nos acercamos a la bonita plaza des Terreaux, antes de adentrarnos en la peatonal y anímadisima calle de la Republique donde encontramos un no parar de ir y venir de personas comprando. Una hora y algo más, por lo menos, de tranquilo paseo nos lleva a la plaza Bellecour, una de las plazas más grandes de Europa -inmensa si la definimos por su extensión- y desde la que continuamos por la calle Victor Hugo, peatonal y comercial también, que acaba en la plaza Carnot con la estación de tren. En nuestro recorrido, no dejamos de adentrarnos perpendicularmente en las calles que cruzan ya que vale la pena observar algunos patios y fachadas.
El Vieux Lyon, a los pies de Fourviere, en horario ya casi de cena, es nuestra última parada. Es la parte vieja de la ciudad que se divide en tres pequeños barrios que forman uno de los mejores conjuntos urbanos de estilo Renacimiento en Europa: St.Jean, St. Georges y St.Paul. Estos tres barrios se definen perfectamente gracias a la catedral de St.Jean y a las iglesias de St.Georges y de St.Paul respectivamente. Durante el día es un barrio muy tranquilo en el que viven 7.000 personas y que es muy bullicioso por la noche. Buenos restaurantes, bares y algunos hoteles rodean a la plaza y calle St.Jean, auténtico epicentro, de la noche de Lyon. Es sin duda el lugar perfecto para venir a cenar y disfrutar de un Bouchon Lyonnais acompañado de un tinto Côtes du Rhône.
Sugerencia. Cenar y disfrutar de un Bouchon Lyonnais en Vieux: En el barrio Vieux Lyon, a los pies de Fourviere, está la calle St.Jean, auténtico epicentro, de la noche de Lyon. Es sin duda el lugar perfecto para venir a cenar y disfrutar de un Bouchon Lyonnais acompañado de un tinto Côtes du Rhône.
Para no perderse. Las pasarelas y escaleras que conforman la Croix Rousse: Es muy divertido pasear por la Croix Rousse, un barrio que se edificó para albergar a la industria de la seda y que gracias a su orografía, ofrece un panorama urbano curioso con pasarelas y escaleras que van de una calle a otra.