Llega a las salas Amanecer 2, el presuntamente épico final de La Saga Crepúsculo que pone fin a un lustro de este fenómeno de masas. Una cinta pensada por y para hacer las delicias de los fans más obstinados y ardientes de la popular franquicia, pero que al resto de los mortales nos deja bastante fríos.
El adiós de Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner a la saga que les convirtió el ídolos adolescentes vuelve a estar dirigido por Bill Condon. Pero, aunque se rodaron ambas del tirón, si la comparamos con su inmediata antecesora, Amanecer 2 tiene más acción... y menos chicha. El nivel de barrabasadas es menor que en entregas anteriores y eso la hace menos divertida, no mejor.
Tampoco desesperen. Amanecer 2 también tiene sus perlas, aunque lo cierto es que la cesárea a dentelladas practicada por el vampiro Pattinson para sacar a su hija híbrida de las entrañas de su amada es una astracanada casi imposible de superar. De hecho, un servidor aún no lo ha conseguido.
Entremos en materia. En el último asalto a la taquilla del engendro de Stephenie Meyer la gran novedad es la risueña Renesmee, la bebé mestiza fruto del pastoso y al fin consumado amor de los dos protagonistas que -para alivio del siempre neumático licántropo Jacob, el imprimador- crece como si en lugar de sangre chupara petit-suisse hipervitaminados.
Con la niña tan sana que cada día da un estirón, su insustancial padre está que brilla de contento, pero su madre... Recién transformada en vampiro, Bella -a la que los ojos rojos no han conseguido liberarle de su sempiterna cara de acelga- está bastante distraída intentando controlar los apetitos propios de su flamante condición. Los sanguinarios y también los más carnales. "Esto es fantástico, como nunca nos cansamos podemos seguir consumando sin parar durante horas", le viene a decir Bella a Edward tras su primer vis a vis vampírico. En esta ocasión comprobamos, ojipláticos y algo decepcionados, cómo la cama queda intacta. Inexplicable.
Pero lo que en principio iba a ser un plácido -y por lo visto también muy placentero- matrimonio, se trunca de forma abrupta cuando una despechada pariente del clan Cullen -la pija de Perdidos, para más señas- les va con el cuento a los implacables Vulturi: Bella y Edward han infringido las normas vampíricas al engendrar una niña inmortal.
Tras el chivatazo, la guerra entre los Cullen y la poderosa -y muy vintage- aristocracia de los chupasangres, está servida. Para salvaguardar a su hija, la familia feliz (con perro y todo) se verá obligada a tirar de una agenda forjada durante siglos y buscar aliados entre los clanes amigos, a cual más pintoresco, para hacer frente a la ira de Aro y sus acólitos.
Hete aquí pues que tenemos servido en bandeja de plata el enfrentamiento final llamado a poner la guinda al pastel. Literalmente. Y para asegurarse una mayor dosis de épica y acción en el último acto, el guión de Melissa Rosenberg le hace una pequeña trampa a al libro de Meyer -denuncian los expertos en la materia- a modo de pirueta argumental.
¡Y qué más dará! Amanecer 2 es una cinta tan prescindible y hueca como el resto de la saga, con un interior frío cual corazón de no-muerto y un artificial envoltorio con tufo a plástico barato, a pegatina de carpeta de instituto y a pizza de microondas.
Pero eso ya lo sabíamos. A estas alturas de la película, de ésta y las cuatro anteriores, las peripecias de vampiros luminosos y licántropos ciclados ya no engañan a nadie. Ni siquiera lo pretenden. ¿Para qué hacer entonces más sangre?.
Bastante tienen los fans más entregados a la causa melodramática de Meyer y sus adaptaciones cinematográficas con superar su sensación de orfandad. Pero que no desesperen, siempre podrán llenar el vacío que dejan Edward, Bella, su hija y su perro con Hermosas criaturas, Cincuenta sombras de Grey o cualquier otro de las muchos productos que están por llegar al abrigo de este fenómeno.
El resto de los mortales, lo mejor que podemos decir de Amanecer 2, el final de Crepúsculo, es que Amanecer 2 es el final de Crepúsculo. El final, al fin.