La adversa meteorología ha contribuido este año a que disminuya de manera notable el número de personas que estos días pasados se han acercado al cementerio de Nuestra Señora de la Merced para honrar a sus seres queridos. Esta circunstancia se ha sumado a la progresiva disminución de asistentes al camposanto ya observada en años anteriores.
Son diversas las causas que justifican este languidecimiento de una tradición bastante arraigada hasta no hace demasiado tiempo. Con todo, se antoja que el argumento de mayor peso viene dado por el notable incremento en los últimos años de las incineraciones, lo que hace que muchas personas pertenecientes a las nuevas generaciones de jerezanos no encuentren realmente motivos para acercarse al cementerio, donde no tienen seres queridos a los que honrar.
El día de más afluencia El hecho de que la festividad de los Fieles Difuntos (2 de noviembre) haya caído este año en domingo ha contribuido en cualquier caso a que haya sido quizá este día el que registrado una mayor presencia de personas en el cementerio. De este modo se ha roto la tendencia tradicional, ya que es frecuente que la jornada de mayor afluencia de visitantes al cementerio sea la del 1 de noviembre al ser festivo.
También ha tenido mucho que ver en esta circunstancia el hecho de que la mayor parte de los centros comerciales abriera sus puertas el sábado a pesar de tratarse de una jornada festiva.
El grueso de las personas que visitaron ayer el cementerio lo hizo a mediodía, aprovechando que la adversa meteorología que ha protagonizado el fin de semana parecía ofrecer una tregua. Fue entonces cuando se registró una mayor animación en el camposanto, que era un ir y venir de personas que visitaban a sus seres queridos, muchas de ellas con el objetivo de reponer las flores sintéticas colocadas un año atrás y dar un repaso a las lápidas y a otros detalles ornamentales.
Como no podía ser de otra manera, esa mayor afluencia de público tuvo reflejo inmediato en los aparcamientos situados junto al cementerio, que a pesar de ello no llegarían a completarse. El estacionamiento de los vehículos estuvo un año más controlado por miembros de la asociación Brote de Vida, un colectivo que trabaja en favor de la recuperación de los toxicómanos y que de este modo tiene la oportunidad de obtener un beneficio económico. Los puestos de flores situados en los accesos al camposanto registraban una mediana animación, predominando la venta de clavellinas y margaritas. Con todo, estos establecimientos padecen desde hace ya varios años una sensible disminución de sus ventas, debido fundamentalmente a la proliferación de las flores y ramos de plástico y tela, capaces de mantener su vigor durante todo un año. A esa perdurabilidad en el tiempo se suman además unos precios ciertamente competitivos en comparación con las flores naturales. El fuerte aguacero que cayó sobre la ciudad minutos después de las cuatro de la tarde vino de algún modo a clausurar de manera apresurada el fin de semana tradicionalmente dedicado al recuerdo de los seres queridos.
La crisis económica afecta también a las ventas de flor cortada
La actual coyuntura económica ha tenido también su incidencia en las ventas de flor cortada, en una época que según la organización agraria COAG concentra el 25 por ciento de los ingresos anuales. En concreto, se estima que este año se ha vendido un 5 por ciento menos de flores que en 2007. Aunque los gustos de los clientes incluyen opciones muy diversas, las especies más solicitadas para esta época del año siguen siendo las clásicas, es decir, el clavel y la margarita, seguidos del crisantemo y el gladiolo. Entre los colores preferidos se encuentran el blanco, en el caso de la margarita, y el blanco, el rosa y el rojo, en el del clavel.
Durante el último año, el sector de la flor cortada ha asistido a algunos cambios. Hay que destacar, por ejemplo, la drástica reducción de superficie. Así, de las más de 800 hectáreas de media que había hasta 2006 se pasó en 2007 a menos de 500. Actualmente, Andalucía cuenta con unas 460 hectáreas de flor cortada. Esta reducción de la superficie ha venido motivada principalmente por la decisión de abandonar de muchos profesionales, que no han podido resistir la situación de crisis continuada que durante años ha vivido el sector, y que ha incluido aumento de los costes, bajos precios y competencia de terceros países.
Esa crisis estructural también provocó que abandonaran el negocio muchos no profesionales que se introdujeron en el cultivo aprovechando un buen momento del mercado. Esta última circunstancia ha acentuado el proceso de profesionalización que está experimentando el sector, ya que los agricultores que han seguido cultivando flor cortada están apostando por la calidad, adaptando su producción a las variedades más demandadas por el mercado y comprando esquejes garantizados.
El descenso de la superficie ha provocado que, en algunas de las variedades más demandadas, como es el caso del clavel, la oferta disponible no haya sido suficiente, lo que ha provocado que se produzcan importaciones de países como Colombia para poder cubrir los contratos. El sector de la flor cortada vende buena parte de su producción en el día de Todos los Santos, San Valentín, el Día de la Madre y Semana Santa, gracias a los encargos de las cofradías.