En el año 2004, Andreu Jaume preparó para la editorial Lumen una antología titulada “De amore”, en la que recogía sesenta y siete poemas de tema amoroso, debidos a catorce poetas españoles e hispanoamericanos, ceñidos “exclusivamente a los de ámbito hispánico publicados por Lumen en los últimos años”. La antología se abría con Manuel Machado (n.1874) y se cerraba con Albert Balasch (n.1971). En 2005, el propio Jaume llevaba a cabo un proyecto similar, en el que bajo el título de ”Love”, compilaba una selección de la obra de ocho poetas extranjeros -de la francesa LouiseLabé (n.1522) a la canadiense Anne Carson (n.1950)- acogidos en su sello, en versión bilingüe.
Nueve años han tardado el autor y la editorial citados, en regresar de nuevo a la poesía amorosa, con una antología titulada “Amor de muchos días” (Barcelona, 2013), realizada esta vez con criterios más amplios, pese a quedar restringida al siglo XX. Andreu Jaume dice en su liminar que “el propósito de esta peculiar antología” queda definido en las palabras de Gil de Biedma cuando afirmaba que no era lo mismo escribir poemas de amor que sobre la experiencia amorosa. “Tengo para mí -anota Jaume, y está dejando ver las líneas básicas de su postura- que la evolución de los usos amorosos y la alteración de las relaciones de poder en el seno de la pareja hicieron posible la indagación de otra forma de experiencia amorosa, modulada en el tiempo, liberada de exaltaciones efímeras, y también por ello cargada con las tensiones, la resignación, la paciencia, la maravilla, la humildad, el dolor, el tedio o la calma sedante que pueden proporcionar los años compartidos”.
Treinta son los poetas aquí reunidos, de toda clase, nacionalidad y condición, y vasta la muestra, pues que ronda las quinientas páginas. No cabe duda de que el habitual lector de poesía, y aun el que lo es menos, pueden encontrar en este montón de versos una variedad de enfoques y tratamientos que les harán reflexionar sobre el tema, ya sorprendidos, ya emocionados. De Eliot a Herbert pasando por Unamuno o Auden, Ajmátova o Szymborska, Hughes o Ferrater, Parra o Nordrandt, este borbollón lírico arrastra y seduce.
Uno abre al azar y oye a SeamusHeaney desgranar su letanía: “Tú espalda es una línea firme de costa este/ y los brazos y las piernas se extienden/ más allá de tus suaves colinas. Acaricio/ la ondulante provincia donde nuestro pasado crece”…; o a Larkin quejándose del silencio de la pareja en el lecho que el tiempo ha mullido: “Hablar en la cama debería ser tan fácil…/ Pero cada vez pasamos más tiempo en silencio./ Fuera, la completa desazón del viento/ reúne y dispersa las nubes por el cielo”…; o a Montale decir del poder mirífico de los vocablos: “Tu palabra tan torpe y poco precavida/ es la sola que aún me da sosiego”.
Hermoso florilegio, en fin. Si a mí alguien -¿quién?- me dijera que añadiera un poema, no dudaría en elegir “Ya no”, de la uruguaya Idea Vilariño. Pero ya no.