El Centro Cultural de Nerva, la segunda sociedad más antigua de España con 116 años de historia, un valor patrimonial cercano al millón de euros y una deuda hipotecaria de poco más de 190.000, se encuentra a un paso de su disolución tras quedar desierta la convocatoria de candidato a presidente, una vez oficializada la dimisión de Salvador Prado en la última asamblea general extraordinaria celebrada en el salón de la centenaria sociedad.
Ninguno de los alrededor de veinte socios que asistieron a la crucial asamblea, de los más de 500 con los que cuenta la sociedad, la inmensa mayoría jubilados, pudo evitar la sensación de bochorno que se adueño del lugar donde se celebrara la reunión, rodeados de cuadros de los pintores más grandes que ha parido esta Tierra de Artistas y del piano del insigne compositor Manuel Rojas, cuando el presidente dimitido preguntó por la existencia de alguna candidatura. El silencio que se produjo por espacio de unos segundos fue estremecedor. “Nadie”, volvió a preguntar Prado para obtener el mismo vacío como respuesta.
Tras unos segundos de incertidumbre, únicamente un par de socios se interesaron por si se había emprendido alguna de las medidas propuestas en la última asamblea para salvar la situación, además de volver a solicitar una respuesta razonada sobre la dimisión del presidente, que se va con el 75 % de su mandato por cumplir, y un lacónico, “y ahora qué”.
Las respuestas fueron las mismas que hace dos semanas. El presidente se va, además de por cuestiones personales, hastiado por la situación generalizada de apatía que vive la sociedad, cada vez con menor número de socios para afrontar los gastos que generan, y deja en manos del entrante, si es que se llegara a producir esa situación, la resolución de cuantas propuestas quedan encima de la mesa, incluida la propuesta para la mejora y evolución del Casino ofrecida por el sociólogo Miguel Mojarro, coordinador del grupo AZ Azoteas.
El viernes 28, a las 20:30 horas, se celebrará la última asamblea general extraordinaria que recogerá en el único punto en el orden del día la presentación de candidatura a presidente. Caso de no presentarse ningún candidato, los socios asistentes tendrán que afrontar la disolución de la sociedad, tal y como se recoge en los artículos del 38 al 44 de los Estatutos de Régimen Interno.
Para poderse disolver la asociación se precisa¬rá la convocatoria de una asamblea general, citándose a los socios al efecto, en la que en primera convocato¬ria, se preci¬sa¬rá la asistencia del 75% de la masa social, siendo válida la celebración de la misma en segunda convocatoria con cualquier número de asisten¬tes.
De no impedir esta situación, en el acta de la asamblea general en la que se acuerde la disolución de la asociación, se relacionarán al margen los nombres de todos los asistentes, dando fe de la desaparición de la segunda sociedad más antigua de España y quedando para la historia como los firmantes de la crónica de una muerte anunciada.
Acordada la disolución de la asociación en la forma prescrita anteriormente, se abrirá el periodo de liquidación, hasta el fin del cual la entidad asociativa conservará su personalidad jurídica.
Los miembros del órgano de representación en el momento de la disolución se convertirán en liquidadores, a no ser que la asamblea general designe como tales a otras personas, o así lo decida el Juez que, en su caso, acuerde la disolución. A estos les corresponderá: velar por la integridad del patrimonio de la asociación; concluir las operaciones pendientes y efectuar las nuevas, que sean precisas para la liquidación; cobrar los créditos de la asociación; liquidar el patrimonio (según el Art. 32, la Sociedad Centro Cultural posee patrimonio propio de unos 900.000 euros aproximadamente, distribuidos entre edificio, enseres propios de la Sociedad y diversos cuadros de hijos de la localidad, entre ellos de Vázquez Díaz, José Mª Labrador, Monis Mora etc), y pagar las deudas (190.000 euros de hipoteca); aplicar los bienes sobrantes de la asociación a los fines previstos por los estatutos, y solicitar la cancelación de los asientos en el Registro. En el supuesto de que quedase un saldo económico positivo, se entregará a una institución benéfica y sin ánimo de lucro de la localidad.
De los socios consultados por esta redacción, entre los que se encuentran el anterior presidente, José Antonio Rodríguez, y el director del museo Vázquez Díaz, Juan Alfonso Barba, todos confían en que para la próxima asamblea saldrá una candidatura que frene la disolución de la sociedad, aunque el actual presidente en funciones, Salvador Prado no lo tenga tan claro y se prepare para lo peor.
Las sociedades culturales de la localidad minera nacieron casi paralelamente al proceso de emancipación de la Villa de Nerva, siendo el Centro Cultural la única en sobrevivir a todo el proceso histórico del municipio. Se trata de la segunda sociedad más antigua de España, fundada el 27 de noviembre de 1898, después del Círculo de Labradores de Sevilla. Los hijos más ilustres con los que ha contado esta localidad a lo largo de su historia han dejado su imborrable huella en la centenaria sociedad, desde el pintor Daniel Vázquez Díaz (presidente de honor y medalla de oro de la institución) hasta el compositor Manuel Rojas, pasando por el poeta José María Morón.