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Cartas a Nacho

Libros

El pasado 23 de abril se celebró el “Día Internacional del Libro”. Dentro de pocas fechas, el 7 de mayo, tendremos en Sevilla la cita anual de la Feria del Libro...

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El pasado 23 de abril se celebró el “Día Internacional del Libro”. Dentro de pocas fechas, el 7 de mayo, tendremos en Sevilla la cita anual de la Feria del Libro.

Autores, editores, distribuidores, libreros y lectores podrán compartir en un reducido espacio, la plaza Nueva, unos días para el acercamiento y la charla.

El libro, un pequeño objeto que encierra conocimiento. Una aventura que tiene como fin adentrarse en uno mismo, explorarse y conocerse. “Todo existe en el mundo para terminar recogido en un libro”, tenemos como lema en el departamento de actividades de la librería en la que trabajo.

El libro, un sector económico que mueve millones de euros al año en nuestro país. Una cadena de profesionales soporta el largo proceso que va desde que el autor termina la obra hasta que el lector adquiere el volumen. Todos ellos, imprescindibles. La mayor parte, desconocidos.

Agentes literarios, correctores, diseñadores. También editores y distribuidores. Ellos guían al autor para que su “producto” llegue al mayor número de personas. Todo creador quiere que su obra sea ampliamente conocida. No nos engañemos con la máxima de la élite cultural.

Por último, el librero. Ellos son los auténticos prescriptores de los lectores. Conocen a su cliente. Se estableció desde hace mucho tiempo una amistad con él. Ahora también sabe del título. El librero será el encargado de recomendarlo. No hay un mejor crítico que un buen librero. El lector siempre acudirá a su librería de referencia para saciar su necesidad de experimentar, de vivir aventuras, de conocerse.

Los nuevos soportes electrónicos, los avances en la distribución de material cultural, han hecho que la hermosa cadena que hace posible el mundo editorial corra peligro. Los autores no acuden a un agente literario; por su cuenta recurren a la autoedición. Las editoriales se saltan el escalón de las distribuidoras y aficionados recién llegados creen que lo importante es la facturación y su objetivo es sólo vender libros, sin tener en cuenta los gustos de sus lectores. Al mismo tiempo, éstos salen defraudados ya que estas nuevas vías electrónicas no aconsejan como lo hacía el librero de siempre.

El libro es solo un instrumento. Una herramienta que te excusa para el diálogo. Para el debate. Para acercarte al otro y por tanto saber más de ti. No hay nada más gratificante que acudir a un club de lectura. En ellos, tras haber leído una misma obra, los tertulianos la ven desde multitud de perspectivas distintas. Esas partes son las que hacen el todo. El libro.

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