Publicidad Ai
Publicidad Ai

Lo que yo te diga... de la Avenida del Ejército

Luis Miguel Morales VS Quique Pedregal.

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai

Luis Miguel Morales |  Seis años después se impone la lógica. El experimento ha durado lo que ha durado. En mayo de 2009, la conocida por muchos portuenses como La Avenida, es decir, la Avenida del Ejército, cambiaba de rumbo. Giraba y se convertía en un único sentido de circulación. Decían entonces que serviría de revulsivo, de comodidad, de una mayor afluencia comercial y un largo etcétera. Decían entonces. Ahora, todo lo contrario. También por mayo.

El sentido se impone tras las muchas reclamaciones por parte de los vecinos de dar a una de las arterias.

La Avenida del Ejército, en el sentido estricto del tráfico, daba la espalda al centro y rompía el nexo de comunicación, haciendo de ésta un oasis. Complicar y enrevesar más. La zona más populosa, no el centro, no la Zona Norte, ni Costa Oeste, sino Crevillet recupera su estampa. Su sentido. El del tráfico también.

El centro, al igual que el resto de poblaciones mundiales, tiende a su peatonalización, a la comodidad y al recreo de su historia y de su esencia como ciudad. La que no se debe perder bajo ningún concepto. Compatibilizar funcionamiento, servicios y recursos.

Pero a diferencia de cualquier ciudad del mundo, El Puerto, en su corazón, peca de habitantes.
Cualquier campaña, cualquier reclama que no vaya encaminada en la repoblación está llamada a fracasar. Todas. Vean, comparen y tiren de hemerotecas.

En mil y una propuesta, en todas. No las pongo en cuestión, posiblemente con las mejores intenciones, no lo dudo, y que han servido para mostrar un largo etcétera de variantes a cual más rocambolescas e ineficaces.

En cambio, la periferia ha servido para el impulso comercial. Nuevas conexiones, otras variedades, otras disposiciones que han ayudado a crecer. Adaptabilidad. Eso sí, inconexas entre sí. Las políticas céntricas tienen a su hermano mayor en las promociones pretéritas de extender por extender, hasta hacer de El Puerto, hoy por hoy, una ciudad sin recursos para su mantenimiento.

La génesis del turismo, del comercio y del censo van de la mano. Ni las medidas tomadas en uno ni en otro sentido han servido para paliar el mal endémico con el que sigue sumido El Puerto en su centro histórico.

La solución pasa irremediablemente por la habitabilidad. Sin más. Una ciudad sin vida no tiene futuro. Una obviedad que continúa siendo real y cruel a partes iguales. Una ciudad que tiene horarios de apertura y cierre está llamada al fracaso.

Es por ello que la Avenida del Ejército, a pesar de los pesares, ha valido para ejemplarizar los hábitos del portuense. Para abanderar la conglomeración y la unificación entre zonas. Para que sirva de referente y pueda valer como modelo a tomar al resto de la ciudad.

La reordenación de las calles debe ser una realidad y a buen seguro, el vecino, el que pasea, compra, vive y disfruta lo agradecerá.

Quique Pedregal |  Lo que yo te digo es que si en todas las ciudades del mundo se va optando por sacar el mayor número de vehículos de las calles de la ciudad, de las zonas más comerciales –ya no digamos del casco histórico-, y se van construyendo aparcamientos subterráneos o en superficie, volver a hacer la Avenida del Ejército de doble sentido de circulación podría producir el efecto contrario al esperado. 

¿Se ha pensado dónde se van a ubicar todos esos coches que aparcaban habitualmente en la Avenida? La Plaza de Toros está siempre atestada, la calle Valdés recibe los coches del Hospital y de las viviendas a izquierda y derecha, la zona del Ambulatorio y de San Luis Gonzaga está repleta en las horas centrales del día –mientras haya colegio y consulta- las calles Luis Mazantini, José Cándido, Niño del Matadero, Quiebro, Vencejos, Ave del Paraíso…, ya están de por sí ocupadas.

Las calles aledañas a Saroca, hasta arriba de vehículos. Es decir, más tráfico y menos aparcamientos por doquier.

Lo que no se podrá decir es que no hay población en esa zona. Los jóvenes, que cada vez tardan más en abandonar la casa familiar, tardan cada vez menos en adquirir un coche en propiedad. Más coches, más gente…

Yo habría puesto la Avenida de doble sentido, sí, pero eliminando todos los aparcamientos y haciendo un bulevar central. En ese bulevar se realizarían actividades lúdicas o culturales, por ejemplo. Otra cosa que podría haber hecho es dejarla en doble sentido, sí, pero quitando todas las plazas para aparcar y haciendo las aceras mucho más anchas.

En definitiva, hay que verlo en perspectiva. Esperar a ver qué sucede, pero mucho me temo que de aquí a poco surgirán voces, nuevas y conocidas, que demandarán la semipeatonalización de esa importante arteria de la ciudad. A la gente le gusta pasear, comprar, sin ruidos, sin humos. Lo que yo te diga.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN