Investigadores de la Universidad de Granada han desarrollado tratamientos de bajo coste contra la hipertensión a partir de los descartes de la pesca, esas especies que llegan a puerto pero que no entran en la cadena comercial.
A partir de los músculos y también de los aceites de esos pescados, se puede contribuir a la creación de alimentos funcionales que pueden bajar la presión arterial y el colesterol.