La ciudadanía asiste a un espectáculo político mezclado de cinismo, desconsideración hacía quienes les elegimos, y justificaciones cara a una galería que hace tiempo que no escucha, que ha desconectado de la política, hastiados como estamos de oir las mismas banalidades de unos y de otros. No se si son conscientes los políticos de lo poco que nos importan sus quejas, acerca de lo mal que se portan con ellos sus enemigos políticos. En realidad ellos cobran un sueldo y mantienen importantes privilegios por sufrir algunas de las cargas que conlleva el poder. Pero las personas que esperamos que se gobierne este país, solamente estamos oyendo una retórica vacía, y asistiendo a un espectáculo de corrupción, y a un desfile interminable de mal llamados “investigados”, después de cambiar el código penal para derogar la denominación de “imputados” porque les parece demasiado connotativa.
No son todos los políticos, pero son muchos, los que cada día se despachan diciendo que van a ser generosos, pero que la culpa la tiene otra fuerza política, que no hace lo que ellos quieren que haga, y viceversa. Lo que viene ahora es asistir otra vez al mismo espectáculo con los mismos actores, y el mismo guión, en el que lejos de comprometerse en un programa concreto, las fuerzas políticas van a ofenderse unas a otras en los actos de campaña.
Los partidos políticos tienen que cambiar su actitud y sus mensajes. Los líderes políticos deberían contestar a lo que se les pregunta en los foros, en las entrevistas, en los programas de televisión, y no desviar el sentido de sus respuestas hacia sus “enemigos” políticos, desplazando las respuestas en un intento de conseguir ventaja frente a los otros. Lo que la sociedad quiere es que se resuelvan los problemas que tiene este país, no que los políticos hagan terapia con nosotros.
Empieza la prórroga de una situación desgastada. La idea de recortar en los gastos electorales ya divide nuevamente a las opciones políticas. La propuesta de no repetir un mailing inútil sobre listas que la gente conoce sobradamente, conllevaría un ahorro importante, pero me temo que el ahorro vendrá de las prestaciones sociales, una vez más