Tras la celebración de una incipiente fachada marítima, tras el aplaudido reencuentro de esta ciudad con el mar y con su puerto, Málaga mejora su realidad urbana. Además de andar junto a la playa también podemos hacerlo a través del centro. No hace tanto que el único paseo urbano posible era avanzar por una acera de la calle Larios y volver por la del otro lado. Hoy da gusto deambular por el intrincado callejero que nos dejó el siglo XIX; otra cosa es si queremos llegar al centro desde cualquier barrio.
En Barcelona es posible trazar una línea clara y seguirla a lo largo de aceras, para dejarse caer hasta el mar desde el Tibidabo. En Madrid, se peatonalizan calles, primero como ejes de barrio, para después encadenar unos con otros y dibujar recorridos a través de la ciudad en los que apenas se cruzan un par de semáforos.
Aunque nació un par de milenios antes, en el siglo XX Málaga se hizo, no gran ciudad, sino ciudad grande. Creció de mala manera, barriada a barriada, bloque a bloque. Aquí siempre pareció normal que llegaran primero las casas y luego vinieran las calles.
Las ciudades están hechas de cosas y de gentes, pero palpitan a través de sus calles. En un mundo de todos entre paredes, son las calles las que “nos hacen” posibles, las que nos permiten salir y encontrarnos. Las calles adquieren importancia no por su adoquinado, sino por su capacidad de traer y llevarnos. Si las calles trascienden en la ciudad y en nuestra memoria es porque nos regalan continuidades en un mundo incomunicado.
Apunto en Sevilla la modesta calle Asunción que, como un atillo, hace confluir las gentes del barrio de los Remedios hacia el puente de Triana. Si van a Madrid, no duden en tomar la calle de Fuencarral, que atrae como un imán a miles de madrileños de Chamberí para hacerlos bajar a la Gran vía y después subir.
Miro a Málaga y apunto: ¿Cómo llegar a pie hasta el Hospital Civil desde Olletas? ¿Cómo socorrer al Perchel y a sus mitades aisladas entre el no río y las eternas obras? ¿Es qué no vive gente que tenga o que quiera ir a pié entre Camino Suárez y la Carretera de Cádiz? Una ciudad es mucho más que centro, paseo y puerto. Cuando la ciudad de las barriadas sea sólo un recuerdo, Málaga será una gran ciudad... ¡Hacen falta calles¡