En un reciente curso de Cine y Arquitectura impartido desde nuestra escuela de Málaga, el cine de Ciencia ficción ha sido base de reflexión sobre la ciudad que nos depara nuestra sociedad tecnológica.
Desde la película de Blade Runner, visitamos ciudades en las que los edificios han crecido y se distancian entre sí. Entre ellos, unos utilitarios de lujo se desplazan arriba y abajo con facilidad. No precisan del suelo para moverse. Conquistado el arriba, la ciudad abajo carece de interés y se torna oscura.
Desde nuestro café callejero, parece no afectarnos esa vida hueca entre súper-edificios que nos muestra el cine, pero esa ciudad ficticia no está tan lejos. Como naves extraterrestres, las “grandes superficies” aterrizaron hace tiempo junto a nuestras autovías. Fijémonos en Plaza Mayor como ejemplo. Hace años se posó sin ruido sobre el vacío del aeropuerto. Hoy demanda más carriles en sus vías de acceso que hagan posible más gente allí al mismo tiempo y su aparcamiento, cada año, crece devorando suelo.
Las “ciudades-de” (de la justicia, del deporte,…) y los mega-centros comerciales han venido a liquidar nuestras reliquias urbanas. Algunos creían que sólo iban a acribillar a los tenderos de calle. Aquello solo fue el principio. Los edificios-mega no revitalizan entornos ni interactúan con sus barrios limítrofes. Más bien los aíslan, pues necesitan separarse para hacer sitio a su gran aparcamiento. Aíslan afuera y adentro, ensimismando en su interior a quién se adentra en ellos, succionándole tiempo y dinero en su circuito de compra, comida y entretenimiento.
En el cine ficción, la ciudad crece vertical y los coches flotan entre edificios, cada vez más grandes y distantes. Mientras el protagonista de Blade Runner pasea en coche por el aire de la ciudad futura, no vemos sus calles, hasta que desciende…. y nos descubre que el suelo es el deshecho de aquella ciudad, refugio de delincuentes e inadaptados.
Junto a los cinturones-M de Madrid, año a año, aterrizan nuevas naves de nombre extraño: EronCity,
Equinocccio, Plenilunio, Xanadú,... Junto a nuestras autovías costeras hace tiempo se posaron ovnis con apellido local: La Cañada, El Ingenio… ¡Ya tenemos grandes edificios! Para vivir como en el futuro, solo falta que nos sirvan a un precio accesible la movilidad absoluta… ¿ el dron pilotado? ... Entre mega-bloques y drones ya podemos despedirnos de calles e ir pensando en otra manera de “ser urbano”; mientras tanto,… sigamos divagando sobre torres…