A tanto paseante impenitente que busca, en su día a día, la ciudad y la persigue, vaya a donde le lleve. A los que gustamos de trenzar caminos entre calles. A los amantes de la ciudad cada día se nos hace más difícil en Málaga esa actividad tan maravillosa e infravalorada que es un simple paseo. Hace apenas dos años nos felicitábamos aquí por el descubrimiento de nuestro centro histórico como territorio donde poder ejercer el libre albedrío del deambular. Hoy escribimos con preocupación ante el abandono que empiezan a hacer de él los malagueños para su propio paseo. Por primera vez muchos han renunciado estas navidades al centro. El callejeo es el alimento imprescindible del homo urbano al que Francisco Umbral llamaba, "el penserioso", el comedor de cosas. El andar entre calles hace al urbanita despierto pues la ciudad es siempre importadora de novedades. El callejear nos hace abiertos y además receptivos al foráneo que viene de otro lugar.Tanto los Madrileños de Chamberí como los que nacieron muy lejos destacan como gran atractivo de Madrid que a las dos semanas de vivir allí nadie se siente extranjero. La ciudad es entrenamiento para el devenir y alimento para el pensamiento. La ciudad es una app en continua actualización, actividad infatigable en sus espacios de convivencia. Pero todo espacio urbano ha tenido y tiene su dimensión desde un diseño lento en el tiempo. Para llenar espacios de gente La ciudad de la Edad Media ideó las catedrales y la ciudad Moderna los teatros de la Ópera. Mucho antes Roma, la ciudad de los césares, había ideado el anfiteatro para el panem et circensem de la masa-plebe. Y para los espectáculos de masas que ha traído el siglo XX la urbanidad ideó, lejos de ella, los auditóriums y los estadios. Las plazas se idearon para las gentes. Cuando en la plaza entra la masa, sale la gente. En la masa desaparece la urbanidad, en lo masivo la ciudad retrocede. Por las calles de una ciudad va su sangre. Llenarlas de gente hasta aprisionarlas entre sus paredes solo la conduce a un infarto. Cantidad no es calidad, lo aprenden los niños de masterchef. Málaga languidece ante un callejero desbordado. Una calle es puro movimiento. El cine francés siempre que puede nos pinta Paris desde las ventanillas de un taxi circulando. Larios es cien veces más bella si podemos disfrutarla caminando. Las Cornisas fueron dibujadas para recortar el cielo y los balcones fueron puestos ahí por Stracham para saludarnos a nuestro paso.
www.angelperezmora.com