Mientras persisten las reclamaciones para que se invierta de forma decidida en el enlace ferroviario de Algeciras-Bobadilla emergen los riesgos a los que se enfrenta Andalucía en caso de que este proyecto siga sin ejecutarse como hasta ahora o se culmine con notable retraso, tanto, que una vez culminado quede superado por otras iniciativas que ya se están barajando por parte de otros puertos competidores. En estos días se ha conocido que en Valencia contemplan otra posibilidad para conectar con la vertiente atlántica creando un eje Lisboa-Madrid-Valencia. Además, con la ventaja de que buena parte del trazado ya existe sin que se tenga que aguardar a que se materialicen las cuantiosas inversiones que aún se esperan para elpuerto algecireño.
De llevarse a cabo esta idea es evidente que el corredor ferroviario andaluz, tanto el Mediterráneo como el Central, quedaría relegado difuminándose las oportunidades que se presentan en caso de conseguirse, cuanto antes, una conexión rápida del Campo de Gibraltar con las redes transeuropeas. Se desconoce si lo de Valencia es una mera especulación o si, por el contrario, estamos ante una seria intención de ese dinámico recinto portuario por establecer nuevas vías para hacerse con el control de los tráficos de transbordos de contenedores y, también, para acaparar los flujos de entrada y salida de mercancías de nuestro país. El asunto es lo suficientemente serio como para que no pase desapercibido entre los andaluces. En todo caso, viene a poner de manifiesto la imperiosa necesidad de que, de una vez por todas, se acometa, por fin, el desarrollo los planes contemplados para el puerto algecireño que, por cierto, no hace más que romper todos los récords habidos en cuanto a crecimiento en el movimiento de contenedores.
A la espera de que llegue ese momento bien estaría que hubiera una más efectiva coordinación, al menos, entre los diferentes puertos de interés del Estado existentes en Andalucía. La competencia entre ellos por robarse tráficos y líneas sigue más encarnizada que nunca sin que ni las respectivas autoridades portuarias, cada vez menos autoridades, ni el Ministerio de Fomento ni la Junta hayan sido capaces de frenar. Se requiere de un diseño conjunto de nuestras posibilidades logísticas y de transportes, sí, pero, igualmente, algo de más lealtad y coordinación entre los puertos andaluces ya que otros, en Valencia, van a lo suyo, más rápido y puede que con más acierto que aquí.