La convocatoria de las elecciones andaluzas está ofreciendo estampas verdaderamente insólitas, al menos, en el PSOE. Acostumbrados a los vaivenes que se producen siempre en los procesos de confección de candidaturas, todo hace indicar que ,en esta ocasión, no habrá pelea interna por encabezar o formar parte de las distintas listas. Nada de ruido interno previo. No quiere decir eso que no se produzcan tensiones sino que no afloran de la manera que está ocurriendo por, ejemplo, en el PP. Ni siquiera se ha contabilizado confrontación abierta entre sanchistas y susanistas. Todas las reticencias se han desvanecidos después de comprobarse la excelente sintonía establecida entre los respectivos líderes, Pedro Sánchez y Susana Díaz.
Es la mejor noticia para la socialistas andaluces : confirmar que ha cesado la indiferencia mutua y que persiste, por encima de todo, el interés del partido por cerrar filas con el fin de obtener el mejor resultado posible. Aquellos que daban por hecho nuevas batallas tendrán que esperar porque parece que se ha impuesto la sensatez y el sentido común, tal y como se puso en evidencia en el comité director del PSOE andaluz del pasado sábado en Sevilla. Se proclamaba como candidata a la presidencia de la Junta, Susana Díaz, con la complicidad y pleno respaldo de un Pedro Sánchez totalmente entregado para colaborar en el objetivo a conseguir. Ese “Susana, estoy contigo, estamos contigo” era el mejor mensaje que podía escuchar Díaz de Sánchez de modo que no habrá excusa alguna. Lo orgánico no es problema, ahora de lo que se trata, más bien, es de ganar y cuanto más, mejor.
No se puede decir lo mismo del PP, partido que en Andalucía siempre se ha mostrado monolítico. El triunfo de Pablo Casado obliga a un replanteamiento de listas con la incorporación de Juan Ignacio Zoido, en Sevilla y José Antonio Nieto, en Córdoba como movimientos más significativos y que está costando digerir a algunos estamentos de dicha formación. A ello se unen los conflictos surgidos en la provincia de Jaén y lo descolocado que quedan Antonio Sanz en Cádiz y demás “arenistas “ con lo que se dibuja un inquietante panorama para un Juan Manuel Moreno Bonilla quien se juega en esta elecciones el puesto como presidente del PP andaluz.
Por contra, Susana Díaz se ve tan firme que se atreve a mirar más allá de los límites de su propio partido para captar otros apoyos hacia su proyecto, incluido el de aquellos electores que en su día apostaron por IU y que no se ven atraídos ahora por su alianza con Podemos. Será esa la famosa banda ancha a la que hace referencia Díaz, una amplia base que necesariamente ha de estar asentada en un partido fuerte y unido.Las urnas dirán el próximo 2 de diciembre si es la estrategia acertada para conseguir una clara mayoría de Gobierno.