Se mostraban enormemente satisfechos. El entendimiento alcanzado por Ciudadanos (Cs) con el PP en el Gobierno andaluz estaba a salvo de cualquier contingencia. Nada iba a alterar una alianza blindada a toda circunstancia que viniera de fuera. Eran una misma cosa, venían a decir, sin afán alguno de diferenciarse mínimamente. Es más, llegaban a vanagloriarse de que en el seno del Consejo del Ejecutivo, presidido por el popular, Juan Manuel Moreno, en sus reuniones en San Telmo, no se distinguía quién es un de un partido o de otro. Todo un logro que, si bien ha logrado imprimir la estabilidad necesaria, ha provocado serios daños en el seno de las filas del partido de Juan Marín.
Hasta ahora, en Cs no han sabido o no han podido remarcar su propia huella. Puede que durante este tiempo hayan conseguido extender su estructura de partido por toda nuestra comunidad pero ni siquiera por esas se han librado del batacazo nacional al que ha llevado a dicha formación su líder hasta ahora dimisionario, Albert Rivera. Y, tal vez, esté ahí la clave de todo lo que ha sucedido. Consiguieron aislarse en el gobierno de cualquier veleidad, sí, pero han sido incapaces de salvarse de las dañinas consecuencias que ha traído para todos la atrabiliaria forma que ha tenido el joven político catalán de gobernar su propio partido.
En la medida que Marín ponga freno a tanto desmán que viene de sus propias filas tendrá más posibilidades de conseguir consolidarse con un perfil propio. Pero, para eso no va a tener más remedio que protagonizar un golpe de autoridad. No en vano, Cs Andalucía aporta la experiencia de estar en el gobierno de la Junta. No es una fuerza marginal dentro de su propia organización, pero sus superiores en Madrid apenas han tenido en cuenta esta condición. No es que los hayan ninguneado, incluido al propio Marín, es que poco menos que los han despreciado sin tener en cuenta lo que desde aquí se pudiera aportar con una significativa y cualificada presencia en una de las instituciones más importantes del país como es la Junta. Ya está bien de subsidiaridad. Ha llegado el momento del respeto y la mayoría de edad de Cs Andalucía, algo que el propio Marín debe comenzar a reivindicar de una vez por todas.