Tal y como están evolucionado los acontecimientos, tras la sentencia de los ERE, se va a requerir por parte de Susana Díaz algo más que esperar a que escampe. Desde luego, las duras reacciones suscitadas eran las esperadas. Los socialistas contemplaban que se generaría un clima verdaderamente hostil, un ataque muy agudo pidiéndose cabezas, incluida la de la secretaria general. Pero daban a entender que confiaban en que, con el paso del tiempo, el asunto iría perdiendo fuerza y protagonismo ante otras cuestiones más perentorias como las negociaciones para un nuevo gobierno de la nación.
Pero, de momento, no está siendo así. De hecho, el Gobierno andaluz, con su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, se ha puesto al frente del pelotón perseguidor recalcando, un día sí y otro también, la gravedad de la condena reclamando las correspondientes responsabilidades políticas que llegan hasta la actual dirección del PSOE de Andalucía. Tratan así de erosionar la posición de Susana Díaz y hasta su legitimidad para seguir como Jefa de la oposición. Un “váyase señora Díaz” a la que se aferran con especial énfasis en el PP y Ciudadanos y con el que, de camino, romper así el perfil bajo que mantienen en la Junta y tapar, al mismo tiempo, sus propias carencias en la gestión de la Sanidad o la Enseñanza.
Y por si fuera poco, se une el fuego amigo que proviene de sus mismas filas por parte de aquellos que llevan soñando en desbancarla de una vez por todas. Encuentran ahora el escenario ideal para meterla en el mismo paquete y pasar página. No importan que así coincidan con los sectores más conservadores que sostienen que con la condena se liquida toda una época de los socialistas en Andalucía. Por tanto, consideran que Díaz, igualmente, debe sentirse aludida y dar un paso al lado. Nada indica que vaya a actuar en este sentido. Resiste y aguarda a que amaine el temporal. Pero, lo de quedarse quieta puede que no sea lo mejor, de ahí que hay que estar atentos a sus próximos movimientospara comprobar cómo va a combatir esta tormenta que sigue arreciando y en torno a quién pueda salir a su auxilio.
