BUSCANDO A ERIC (Looking for Eric)
Calificación: *** dirección: Ken Loach. intérpretes: Eric Cantona, Steve Evets, Stephanie Bishop, Gerard Kearns, Stefan Gumbs, Lucy-Jo Hudson, Justin Moorhouse.
GB. 2009. 118 minutos.
Ken Loach era prácticamente un desconocido para la mayoría de la crítica y el público cuando en 1990 estrenó Agenda oculta, pese a que su carrera se remonta a finales de los sesenta. El filme, que aunó prestigio con éxito de taquilla, gozó de una peculiar repercusión en nuestro país, ya que la trama recordaba en exceso a la del GAL, sobre la que tanto se debatía en esos momentos. Loach sobresalió entonces como un director comprometido, aunque el registro que le ha granjeado el respeto de la crítica internacional es el resultante de su reiterativo retrato de la sociedad británica bajo las políticas thatcherianas, hasta erigirse en el máximo representante cinematográfico del nuevo realismo social británico.
Así lo puso de manifiesto con su siguiente trabajo, Riff raff, a la que se sumaron con posterioridad otros títulos de idéntico calado: Lloviendo piedras, Ladybird,ladybird, Mi nombre es Joe, Felices 16..., entre las que intercaló otras películas de corte histórico-político, como Tierra y libertad y El viento que agita la cebada. En las ocasiones en que Loach se ha salido de esas constantes se ha encontrado con cierta conmiseración de la crítica, caso por ejemplo de Solo un beso y, en este momento, Buscando a Eric, posiblemente los dos filmes más amables de su director desde Agenda oculta.
Amables en el sentido de que, sin olvidar ese compromiso y denuncia social persistente en toda su obra, la realidad que nos muestra no resulta tan insoportable y castigadora -desde luego, si van al cine para evadirse y olvidar sus problemas, no es nada recomendable hacerlo para ver cualquier otra película de Loach: el resultado puede ser amargante-.
En Buscando a Eric el realismo social está presente desde un primer momento: tanto en la parcela privada del protagonista, como en la laboral y social que envuelve su vida. Sin embargo, está la complicidad de Eric Cantona -actor y productor del filme-, interpretándose a sí mismo como una ilusión del personaje principal, un hincha del Manchester que sigue adorando a quien fuera su ídolo en el campo y que, cuando se pone eufórico, lo hace aparecer en su dormitorio como confidente y consejero.
Florece, en este séntido, un hálito de optimismo impensable en la filmografía de Loach, claro que, siempre, desde el ámbito de la fantasía, como si fuera el único resquicio que le queda al súbdito británico.