Arcos

Socialista por convicción

Manuel María Garrucho. Ingeniero de Caminos. Desempleado. Secretario de Organización del PSOE

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  • Manuel Garrucho. -


Manuel María Garrucho Amarillo es uno de esos tantos arcenses que, a pesar de su preparación profesional y su alto grado de cualificación y de estudios, sufre en primera persona el desempleo, lo cual no deja de animarle en su gran vocación que es la política. Recientemente, a raíz de la reestructuración interna del PSOE en Arcos, fue nombrado nuevo secretario de Organización.
Nació el 26 de mayo de 1982. Su infancia transcurrió en la barriada Juan Carlos I, después en el casco antiguo. Hijo de Juan Garrucho  -gerente de Tejasur- y de Antonia Amarillo, una mujer de una conocida familia del campo, realizó sus primeros estudios en el colegio Alfonso X El Sabio y después en La Salle, de donde pasó a Algeciras para convertirse en ingeniero técnico de Obras Públicas. Posteriormente, en Madrid finalizó los estudios de ingeniero de caminos.
Con 23 años acabó la carrera, contando con la suerte de empezar a trabajar rápidamente; primero y durante cuatro años en la empresa malagueña Construcciones Vera, de Benalmádena -hasta hace poco tercer grupo inversor andaluz en su categoría. Más tarde fue contratado por la empresa Iglesias Canalizaciones, donde permaneció dos años hasta que la falta de tajo le dejó en el desempleo.


Después de seis años sin parar de trabajar, se siente uno más de los millones de jóvenes maltratados por el sistema y la falta de expectativas de futuro.


Su vocación política no tiene relación alguna con su familia, pues sus padres siempre le inculcaron en la vida que es preciso escuchar todo tipo de opiniones para forjarse una propia. De hecho, tiene amigos en todos los partidos políticos. Eso sí, su ideología de izquierdas puede tener su origen en la universidad, aunque allí “todo el mundo es más radical, suele ser de IU”. En este sentido, se siente una persona de izquierdas, pero moderada, de ahí que acabara en el PSOE: “Buscaba no una política radical, sino algo más serio”.


Aunque no ha sido hasta ahora cuando se ha metido de lleno en política, anteriormente participó y colaboró con la ejecutiva dirigida por la exalcaldesa de Arcos, Pepa Caro. “A mi me daba igual los cargos, yo sólo quería trabajar”. Como secretario de Organización, sabe que “no es un trabajo muy lucido como pueda serlo el de secretario general”, que requiere paciencia y buena mano con sus compañeros. “Es como el que el que juega en el medio centro defensivo en un equipo de fútbol; es un trabajo un poco oscuro, pero también gratificante para quienes nos gusta”.


En su nuevo cargo político, se plantea una serie de objetivos, siendo el primero “ver dentro de tres años a Isidoro Gambín como alcalde de Arcos”. A este respecto, asegura que quien diga que no se marca un objetivo en estas lindes “miente”. También están formar un gran equipo de concejales, seguir trabajando en la cohesión interna y situar a la ciudad en las cotas de desarrollo que desde su punto de vista merece Arcos.


Dentro de su partido ha encontrado un estilo de vida que lo hace relacionarse con nuevos compañeros y amigos, y estar más pendiente, si cabe, de los problemas e inquietudes de su entorno. “Me he encontrado un ambiente muy bueno en el partido, a pesar de que, como en todos sitios, haya gente que difiera; pero hemos conseguido reunir a distintas sensibilidades. En el terreno personal, los que son amigos dentro del partido lo son también fuera”. Como arcense, piensa que “Arcos es un diamante sin pulir, porque tiene una situación geográfica muy buena, tiene una juventud que, pese a los que nos vendan, está bien formada… Arcos está pidiendo que alguien lo pula, porque nos estamos quedando atrás respecto a otras ciudades y pueblos”.


Manuel es, por otro lado, un forofo del Sevilla FC y un seguidor incondicional del equipo y miembro de la peña sevillista arcense, pero también es un aficionado a la lectura y a las actividades de ocio alternativo, a los juegos de rol y de tablero, al pádel y a compartir su tiempo con los amigos.
Siendo optimista, este ahora vecino de El Portichuelo espera que el futuro le depare un puesto de trabajo. Por lo pronto, el gran consuelo y apoyo de su vida es su esposa: “Sin mi mujer no existiría”.

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