Arcos

Mueren en Arcos dos caballos por posible contaminación alimentaria

Los hechos tuvieron lugar las pasadas navidades pero no han trascendido hasta conocerse más casos en Huelva y Sevilla

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  • Caballo enfermo. -

Al menos 22 caballos han fallecido en los últimos meses en las provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz y Málaga a causa de la ingesta de piensos contaminados. De esos casos, al menos dos se han producido en Arcos, supuestamente por la misma causa, de ahí que el propietario de los animales incluso esté estudiando posibles acciones contra la marca de la alimentación dispensada a los equinos. 

Se trata de un conocido empresario que no reparó en encargar un análisis de la alimentación de sus animales, ya que murieron en extrañas circunstancias. Este empresario afectado asegura que, junto a otras personas, ha destapado el caso tras comprobar la posible contaminación del pienso. Sin embargo, ha querido preservar su anonimato porque prefiere ser cauto hasta que no se pronuncie la justicia, de la que espera le dé la razón tanto a él como al resto de afectados en Andalucía tras sufrir una lógica pérdida económica. 

En concreto, los casos de muerte tuvieron lugar las pasadas fiestas navideñas, pero no han trascendido hasta ahora después de conocerse la posible adulteración de los alimentos, que al parecer se produjo al mezclarse narasina -antibiótico de segunda generación que se usa en la cría y engorde de los pollos-en una partida de piensos. Según adelantaba la revista ‘Lepe Actual’, al menos siete de estas muertes se han producido en Lepe, y uno de los mayores afectados ha sido Piensos Cermeño, ya que se proveía de los fabricantes para la elaboración de sus piensos.
La Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural en Huelva exime de responsabilidades a la empresa lepera, ya que, según la investigación, “se confirma que el origen de esta contaminación está en el pienso complementario empleado en su fabricación, adquirido a otro fabricante mayorista”.

Según la Consejería,  en primera instancia se pensó que podía ser una enfermedad trasmitida por mosquitos, la fiebre del Nilo. Esta enfermedad afecta principalmente al cerebro y su envoltorio o meninges, produciendo su inflamación y el consiguiente trastorno en su función nerviosa. Por ello, los caballos afectados presentan sintomatología neurológica.

Estos caballos pueden presentar fiebre o no, y entre los síntomas que pueden observarse se encuentran pérdida de apetito, depresión, cambios de conducta, caída del labio inferior, problemas en la deglución, reflejos y sensibilidad facial alterada, disminución de la visión, rechinar de dientes, debilidad general, que suele ser mayor en los miembros posteriores, ataxia o incoordinación de la marcha, contracciones muscular, movimiento en círculos y fasciculaciones. Estos síntomas pueden progresar y agravarse de manera que el caballo presente convulsiones, parálisis, incapacidad para permanecer de pie y, en ocasiones, entrada en estado comatoso que termina con la muerte. No obstante, los resultados de los análisis descartaron la enfermedad al hallar Narasina en los piensos que comían los animales.

Según la Consejería de Agricultura y Pesca, “tras la realización de investigaciones para la detección de distintas enfermedades infecciosas y para la detección de distintas toxinas y sustancias indeseables en los piensos administrados a estos caballos, se ha detectado la presencia de Narasina en estos piensos, un coccidiostato autorizado como aditivo en pienso de pollos de engorde, en niveles muy por encima del límite establecido por la normativa para piensos de caballos. La narasina en dosis elevadas produce en los équidos anorexia, inquietud, disnea, sudoración, ataxia progresiva, decúbito, intentos fallidos por levantarse y muerte, cuadro que encaja con la sintomatología detectada en los casos investigados”.

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