Atando Cabos

Gritamos tanto, porque no se nos escucha

La violencia de género, como el cáncer, no para de crecer. Hay mujeres en situaciones aberrantes, como dejar sus hijos con los maltratadores

Publicado: 05/02/2020 ·
09:12
· Actualizado: 05/02/2020 · 09:12
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Ayer fue el día contra el cáncer y se hace tan poco que en 2035 se habrán duplicado el número de casos. Los que se desarrollan en mamas, útero, trompas de Falopio, ovarios y en general en la anatomía propiamente femenina son la principal causa de muerte en las mujeres. Pero alguien tuvo la genial idea de ahorrar en ginecólogos y ahora que te vea uno es como que te toque la lotería. Han capacitado con cursos a personal de los ambulatorios y con una cistoscopia, vas que chutas. No sólo no ganamos en derechos, sino que perdemos. Igual que el feminismo no avanza, sino que retrocede.

La violencia de género, igual que el cáncer, no para de crecer. Las mujeres se ven en situaciones aberrantes como la de tener que dejar sus hijos con los maltratadores. Sentir la angustia de saber que tus hijos son como rehenes de guerra. Las leyes te obligan a cumplir con estos despropósitos. Cómo se puede vivir, sabiendo que el próximo viernes tendrás que dejar a tus hijos con una persona que pretende vengarse de ti en ellos.

La pena de homicidio suele ser quince años, la de perder a los hijos es cadena perpetua.

Puede que cuando tengas que ir a recogerlos el lunes parezcan ilesos, porque la violencia psicológica no se ve. Si lo sabrás tú que llevas padeciéndola años. Ésta es la más difícil de demostrar, aunque corroe como las termitas. Exteriormente pareces estar impecable, pero en realidad padeces una ruina estructural. Si un juez se plantea la violencia física cuando los daños son evidentes, cuánto más lo hace con la psicológica.

Dónde están los nazis aquí, en las mujeres que reclaman a voces no seguir padeciendo la violencia de género o en los que la practican. Cuántos hogares son en realidad campos de concentración. En los juicios de Núremberg salieron indemnes muchísimos criminales o las condenas dejaron de ser efectivas en poco tiempo. Las víctimas no tuvieron reparación y han sido olvidadas, como se olvidan las mujeres asesinadas por sus parejas después del minuto de silencio. Hay mucho por lo que seguir gritando porque no se nos escucha.

 

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