La Catedral de Cádiz es, sin lugar a dudas, el monumento más visitado de la capital, con unas cifras muy por encima de cualquier otro destacado tanto a nivel religioso como patrimonial y cultural. En sus piedras, están grabados los avatares históricos de la ciudad desde que el 3 de mayo de 1722 se iniciara su construcción, culminando un ambicioso proyecto anhelado desde hacía mucho tiempo. Cabe recordar que en 1595 hubo un primer intento, pero los efectos del saqueo anglo-holandés acaecido el año siguiente, frustraron la iniciativa. Tampoco progresó el realizado por Diego Moreno Meléndez en 1644. Finalmente, fue el obispo Lorenzo Armengual de la Mota quién logó materializar esta idea encargando al arquitecto cántabro Vicente de Acero las trazas del templo, en un periodo de esplendor comercial gracias a la intensa actividad de su puerto y al reciente traslado desde Sevilla de la Casa de Contratación. Una iniciativa de estas proporciones precisó de diversos apoyos, siendo los más importantes los del Cabildo Municipal y los derivados de las aportaciones del comercio ultramarino. Se sumaron los del propio Cabildo Eclesiástico y particulares. Los nuevos gustos que se sucedieron en el siglo XVIII y comienzos del XIX modificaron el planteamiento original, con el resultado de un singular monumento que abrió sus puertas en 1838.
Actualmente, el Cabildo Catedral lleva a cabo actuaciones de mejora, entre las que destaca la restauración en la Capilla de la Asunción, la primera que se finalizó en su totalidad cuando se construyó la seo, en el año 1755, y la única que realmente responde a los planos de Vicente Acero. También se prevé instalar andamiaje en el exterior del edificio. En este caso, partirá desde la cornisa y cubrirá los tres cuerpos superiores de las dos torres para su rehabilitación con el objetivo de recuperar las visitas turísticas en la Torre de Poniente. Las labores de restauración se ejecutarán de modo que, al cerrar una, quede abierta la otra para no cerrar al público uno de los principales atractivos que ofrece la Catedral a los visitantes.
En este sentido, el templo bate récords. Si en 2014, 61.804 personas accedieron atraídos por su valor religioso, artístico, patrimonial e histórico, el pasado año fueron 280.368, pese a los últimos coletazos de la pandemia de Covid-19. Justo antes de que irrumpiera el virus y paralizara la movilidad, se alcanzaron los 314.163 turistas, casi igualando el mejor registro de la última década, en 2017, con 314.225.
Resulta cuando menos curioso analizar el perfil del visitante. En 2014, el grueso, el 36,81% procedía de Reino Unido; alemanes (14,98%) y franceses (7,11%), se situaban igualmente entre los primeros puestos. Los españoles, sin embargo, representaban en torno al 5%, dada las consecuencias de la crisis por el estallido de la burbuja inmobiliaria. La recuperación económica se percibe a partir de 2015, cuando el turista nacional encabeza el ránking de hasta 34 nacionalidades de los turistas, alcanzando el pasado ejercicio el 51,39%. Por comunidades, Andalucía suma el 30% del total de los visitantes españoles, 42.677 de 144.082, y, por provincias, Cádiz está al frente, con el 17,25% del total. La Comunidad de Madrid sobresale, asimismo, con 14.583 personas, un 10,12% del total, seguidos de los catalanes, con 6.430 (la inmensa mayoría, 5.044 de ellos, de Barcelona) y un 4,46%.
El acceso a la Catedral, con subida a la torre y visita a la Casa de la Contaduría y la cripta, tiene un coste de siete euros o de catorce con el bono Cádiz Sacra que incluye el acceso a la Santa Cueva, el Oratorio de San Felipe Neri, y Hospital de Mujeres (de lunes a sábado, menos el Hospital de Mujeres que cierra el sábado) o Capilla del Pópulo (sábado).