Cádiz

Rocío Molina presenta ?Oro Viejo?

La bailaora malagueña ofrece esta noche en el Villamarta una obra en la que se centra en el paso del tiempo y la llegada de la vejez, junto al amor y soledad. La función, como siempre, a las 21 horas en el coliseo.

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  • Un plano general de la mesa de presentación de los espectáculos de la jornada, con Rocío Molina sentada en el centro. -
La joven bailaora malagueña Rocío Molina presentará hoy en el Teatro Villamarta, dentro del XIII Festival de Jerez, Oro viejo, su quinto espectáculo propio que estrenó con éxito en la última Bienal de Sevilla. 

En esta nueva producción, que llega tras Almario y su participación en Mujeres, Molina rescata viejas canciones de gramola de la década de los 50 y las combina con piezas originales para proponer una reflexión sobre el paso del tiempo y un tributo a la vejez. 

La novena jornada del certamen se completa con el baile de David Pérez y su espectáculo Flamencos y el recital de José Luis Rodríguez, guitarrista onubense que subirá al escenario de la Bodega Los Apóstoles una propuesta basada en su último disco, De mis manos. 

En rueda de prensa, Rocío Molina ahondó en la idea de que Oro viejo es la expresión de “un sentimiento especial hacia los ancianos”. “Algo ocurría en mí y me fijé en ellos”, añadió la bailaora. 

Esta mirada detenida dio lugar a una serie de reflexiones, de las que extrajo una conclusión principal: “mi vida ha ido a demasiada velocidad desde que era niña. Como se dice, me había comido el tiempo con patatas. 

Sentía envidia de la gente mayor”. E hizo lo mismo que ellos: sentarse en un banco y contemplar los pequeños detalles importantes de la existencia. 

Acabó molesta con la actitud de la gente joven, tanto en sus prisas como por su actitud de indiferencia hacia los ancianos. 

En Oro viejo, la malagueña quiere convertir en “visible” para la sociedad a un colectivo humano cada vez más importante desde el punto de vista cuantitativo, pero “invisible” a los ojos de los demás. 

Para ello, se ha documentado sobre las vicisitudes de la tercera edad a través de libros, ha compartido su ritmo vital e, incluso, se ha entrevistado con alguno para escarbar más adentro. 

¿Por qué Oro viejo? Porque nuestros mayores tienen el valor de este metal y su aspecto no les hace justicia. “Empiezas a escarbar y sale pronto el brillo, el verdadero valor”, explicó Rocío Molina. 

Pequeños recuerdos, danza por la danza, interpretación del inexorable paso del tiempo... En sus anteriores trabajos, Rocío buceó en historias que recreaban el movimiento, buscando el cómo y el por qué del mismo. 

En esta ocasión, la idea fundamental que sirve de hilo conductor del espectáculo es el paso del tiempo y la llegada de la vejez, desde cuya mirada se viven diferentes temas vitales con una profundidad inusual, con una retrospectiva única, que le da sentido a todo el tiempo vivido. 

Son estos grandes e importantes temas, como el amor y la soledad, narrados por personas que se encuentran en esta etapa de la vida y que se convierten en protagonistas anónimos del espectáculo, del material sobre el que Rocío va moldeando su producción, para poner de relieve la importancia de todo y de todos los que nos han precedido. 

Oro viejo cuenta con grabaciones antológicas y ecos antiguos como La Limeña o una Falsa moneda interpretada por Imperio Argentina; y composiciones originales compuestas por el guitarrista Paco Cruz, habitual colaborador de la compañía, sobre el que se irán agregando la segunda guitarra, de la mano de Rafael Rodríguez, la percusión de Sergio Martínez, y el cante de Rosario Guerrero La Tremendita. 

A todos ellos, se une la colaboración especial de Laura Rozalén, la otra gran estrella del espectáculo, a la que se suma otro par de bailaores –Moisés Navarro y David Coria–, que dan forma a un póker de bailarines que, como entiende Molina, no dejan de ser cuatro solistas independientes. 

Rocío Molina (Málaga, 1984) es premio de baile en Ubrique con tan sólo once años, primer premio en el Concurso de cante y baile de La Línea en 1997 (Cádiz), y premio a la mejor bailarina sobresaliente del XI Certamen de Coreografía y Danza de Madrid en 2002. 

En enero de 2001 forma parte de la compañía de María Pagés para la cual monta una coreografía en el espectáculo Las cuatro estaciones, realizando giras por toda Italia, Japón, Canadá y EEUU.

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